NUESTRAS HISTORIAS SIN CONCLUIR
Ya les había contado que me gusta saber el final de las películas antes de comenzar a verlas, cuando alguien me cuenta una historia, quiero que obvie los detalles y me lleve hasta el final, pero cuando no hay final, cuando la historia queda inconclusa, incompleta y como en una especie de limbo, quedo frustrada y con una sensación de vacío en el estómago. En esta vida y con el Señor no siempre tendremos el final que deseamos, tendremos demasiadas historias sin concluir. “En fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas; sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y abrazándolas; y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra”. Hebreos 11: 3 Cuántos sueños rotos, historias incompletas, cuántas oraciones sin responder hasta el día de hoy, cuántas promesas que no se han cumplido, muchas de las cosas que deseamos y oramos por ellas están suspendidas en el tiempo y en el espacio, los días trascurren y no pasa nada, Dios está en silencio. Luchamos por algo que todavía n