NUESTRAS HISTORIAS SIN CONCLUIR


Ya les había contado que me gusta saber el final de las películas antes de comenzar a verlas, cuando alguien me cuenta una historia, quiero que obvie los detalles y me lleve hasta el final, pero cuando no hay final, cuando la historia queda inconclusa, incompleta y como en una especie de limbo, quedo frustrada y con una sensación de vacío en el estómago.

En esta vida y con el Señor no siempre tendremos el final que deseamos, tendremos demasiadas historias sin concluir.

“En fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas; sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y abrazándolas; y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra”. Hebreos 11: 3

Cuántos sueños rotos, historias incompletas, cuántas oraciones sin responder hasta el día de hoy, cuántas promesas que no se han cumplido, muchas de las cosas que deseamos y oramos por ellas están suspendidas en el tiempo y en el espacio, los días trascurren y no pasa nada, Dios está en silencio. Luchamos por algo que todavía no se ha dado, estamos sentados en la estación del tren de la vida y lo que esperamos no llega, queremos avanzar, crecer, pero las circunstancias nos juegan una mala pasada y todo sigue igual, hay una lucha incesante entre expectativa versus realidad.

Sin embargo, Dios en su sabiduría infinita ha trazado un camino para nosotros, muchas veces inexplicable y solo podemos confiar y ser fieles en transitar por él. Él escribió una historia para nuestras vidas como el buen guionista del universo que es y quizás no es cómo lo hubiéramos deseado, solo nos resta descansar en su amor y en su voluntad para nuestras vidas. Mientras vivamos en esta tierra estaremos en continúa presión y podemos morir sin ver ese sueño realizado o esa promesa cumplida.

Puede que estemos viviendo en este momento en la tristeza de una historia inconclusa, en la tensión de oraciones que no son respondidas, en el dolor de sueños rotos y expectativas estropeadas, en la presión de circunstancias adversas. Pero, no somos los únicos, todos estos personajes de hebreos 11 vivieron entre el aquí y el ahora, y lo que aún no había llegado para ellos, aquello que esperaban con ansias y quizás nunca llegó; sin embargo, murieron creyendo que lo recibirían del otro lado, porque sabían que su verdadero hogar no estaba en este mundo y tenían una mejor ciudad esperándolos.

Dios está entretejiendo todas nuestras historias inconclusas y sueños sin cumplir, y lo concluirá del otro lado para Su gloria. Hoy no entendemos el porqué de los que sucede, pero en aquel momento cuando estemos cara a cara con Él comprenderemos por fin los caminos misteriosos de Dios con nosotros.

Tengo sueños que se frustraron e historias que no terminaron como yo deseaba, no todos mis finales fueron de cuentos de hadas, los “THE END” de Dios en muchas ocasiones me causaron mucho dolor, todavía espero que Dios responda oraciones y cumpla promesas, pero confío en que Dios es Dios y es soberano por sobre todas las cosas, si todo fuera respondido de una, no dependería de Él y no aprendería a esperarlo a Él. Muchas cosas son desconcertantes para mí hasta el día de hoy y no entiendo muchos de sus tratos conmigo; sin embargo, estoy confiada en que Él sabe cómo hace las cosas, ahí es donde aprendo a reposar en Él. En esos tiempos muertos solo podemos aprender a esperar en el Señor.

Recuerda, Dios puede hacer algo nuevo de tus cenizas, hay belleza en las cicatrices, hay esplendor en las ruinas, porque Dios hace nuevas todas las cosas, en Él hay esperanza en la desesperanza, ilusión en la desilusión, Dios puede crear nuevas historias de los escombros de viejas y rotas historias de tu vida, hay vida después de la muerte a un sueño, Dios quiere atraernos a Él para que lo veamos actuar en lo común de nuestro diario vivir, para que observemos sus formas extraordinarias de obrar en lo cotidiano, para que nos asombremos de Su nuevo amanecer en el horizonte y que notemos Su novedad de vida en lo que hacemos en el día a día.

No podemos seguir alimentando el dolor de nuestros sueños rotos e historias inconclusas, no podemos seguir idolatrando esos buenos viejos instantes de nuestro pasado, Dios puede hacernos florecer en esos lugares oscuros y sin vida en donde nos encontramos en estos momentos, Dios nos ha plantado aquí y ahora, y no importa en qué temporada estemos, Dios está trabajando en las profundidades de nuestra vida, Él está debajo de la superficie sanando nuestras heridas, llevándonos a un crecimiento en Él y al aumento de Cristo en nosotros.

Si seguimos navegando entre el ayer y el mañana, nos perderemos el “hoy” de Dios, nos perderemos la oportunidad de obtener algo mucho mejor y más grande ─la presencia de Dios en nuestra vida─, si seguimos imaginándonos como sería nuestra situación si las cosas fueran de otra manera, nos perderemos lo que el Señor quiere enseñarnos en este nuestro instante presente en donde nos tiene. 

Nuestro destino siempre fue pertenecerle y Dios se toma el tiempo de completar nuestras historias para atraernos hábilmente a Él, el Señor obrará de la forma como menos lo esperamos, démosle la oportunidad de sorprendernos.

“Vuelve hacia el SEÑOR tu camino; y espera en él; y él hará”. Salmo 37: 5

Hasta la próxima.

AL

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