NO DESPERTAR AL AMOR HASTA QUE EL SEÑOR QUIERA Por Adriana Patricia
“Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por las gamas y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor hasta que él quiera” Cantares 2:7
He estado meditando en este tema en estos últimos días al ver la cantidad de solteros jóvenes que me rodean. Este es un tema muy difícil en el corazón de muchos chicos y chicas que están relacionados íntimamente con el Señor. El área de los afectos quizás es una de las áreas más difíciles de entregar en el altar del Señor, lo sé por experiencia propia.
El mundo tiene sus propios argumentos y reglas al respecto, pero para los hijos de Dios que están consagrados totalmente a Él, este tema tiene principios muy distintos.
Lo primero que debemos entender es que El Señor se compadece de nuestras debilidades,
“Porque no tenemos Sumo Sacerdote que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, PERO SIN PECADO” Hebreos 4:15
Y Él se acuerda que somos polvo,
“Porque él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo” Salmo 103:14
Nuestro Señor como Hombre Perfecto también tuvo que dejar en el Altar de Dios el área de sus sentimientos.
Jesús siempre estuvo comprometido con la Gloria de Dios en sus relaciones con los demás, nunca se dejó influenciar por sus sentimientos, afectos o emociones, nunca se dejó influenciar por nadie, muchos querían que Cristo hiciera lo que ellos deseaban; sin embargo, Él nunca cedió ante los requerimientos de nadie y mucho menos de sí mismo, porque Él hacía lo que el Padre le guiaba.
El Señor nos dotó de sentimientos, emociones y afectos, estos viven inmersos en nuestra alma, pero como lo sabemos, el alma solo debe evidenciar la Nueva Vida que hemos adquirido, la Vida de Cristo. No es que el Señor no quiera que tengamos afectos, sentimientos y emociones, pero Él quiere llevarlos a muerte en la totalidad de nuestra vida natural para resucitarlos en la Vida de Cristo y que cuando expresemos estos sentimientos, afectos y emociones lo hagamos bajo el gobierno y la vida de Jesús.
Quiero hablarles a estos jóvenes con el corazón, soy una hija de Dios que también se equivocó al respecto cuando era mucho más joven y el Señor tuvo que enseñarle lecciones acerca de este tema y que tuvo que aprenderlas con dolor. Muchos han escrito infinidad de libros acerca de este cuestión, las librerías están llenas de libros al respecto y no pretendo ser consejera de nadie ni dar un decálogo de cómo conseguir esposo o esposa a la vuelta de la esquina, solo voy a hablar de aquello que el Señor me ha enseñado.
Disfruto mucho de las películas románticas, me gusta ver como los protagonistas se enamoran, se casan y son felices comiendo perdices. Pero la realidad es otra cuando los jóvenes se encuentran con la soledad y con la ansiedad de no hacer parte de la larga lista de solteros del cuerpo de Cristo.
Muchos de nosotros en algún momento de nuestra vida hemos pisado la cáscara del banano de la desobediencia en esta área y nos hemos resbalado y caído. Y cuánto le costó al Señor disciplinarnos y enseñarnos. Nos volvimos a levantar con la vergüenza de habernos equivocado. Aquellos que son unidos por voluntad del Señor disfrutan del gozo de obedecer y aquellos que actuaron bajo su propia preferencia natural disfrutan de la amargura de la desobediencia.
El Señor dijo: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda que esté delante de él”[1], pero también dijo “No despertéis ni hagáis velar al amor hasta que él quiera”.
"Yo os conjuro por las gamas y ciervas del campo". Las gamas y las ciervas son animales muy tímidos y tienden a asustarse con facilidad, no son muy astutos ni inteligentes. Esto nos dice mucho, para no despertar el amor antes de tiempo, necesitamos someternos bajo la guía y el gobierno del Señor, nuestra naturaleza no es tan astuta en esta área y podemos ser presas fáciles del enemigo cuando le damos lugar, yo lo he visto, si entregáramos nuestros sentimientos al Señor de forma radical, evitaríamos mucho dolor y mucho sufrimiento.
Es por esto que debemos entregarnos en holocausto vivo al Señor, cuando nos entregamos en el altar de Dios con todos nuestros sentimientos, el Señor tomará el control de ellos y quitará todo obstáculo de nuestra vida para que podamos escuchar Su voz al respecto. Lo único que podemos orar es: “Señor arranca todo lo que sea un obstáculo en mi vida para conocer tu voluntad”.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto” Romanos 12: 1
El Rey da un mandato “Yo os conjuro”, cuando desobedecemos en esta área, esto trae dolor, no solo a nuestro corazón sino también al corazón de Dios, el Señor quiere evitarnos el dolor de las equivocaciones y los apresuramientos.
Pero muchas veces por la terquedad de no obedecerlo y de no rendir esta área a nuestro Dios, el Señor tendrá que enseñarnos a través de las graves equivocaciones que cometemos.
Esto fue lo que pasó con Abraham cuando engendró a Ismael bajo su propia fuerza, él se canso de esperar en Dios, pensó que el Señor se estaba tardando.
Jóvenes, Dios no actúa conforme a nuestra agenda, Él no obra con nuestra fuerza, el Señor todavía está en el trono y no necesita de nuestra ayuda. Dios se tarda y lo hace para matar en nosotros la ansiedad y el afán, nos deja muertos y cuando el olor a putrefacción sale de nuestra sepultura, nos resucita y nos otorga el regalo de tener ese precioso esposo o esposa a nuestro lado, porque Dios obra según Sus parámetros y según Su voluntad que enaltece Su propósito que es Su Gloria.
Una historia triste al respecto, es la historia de Dina la hija de Jacob[2], ella despertó el amor antes de tiempo y se apegó a Siquem, el hijo de Hamor, el heveo. Cuando nos apresuramos en abrir nuestro corazón al hombre o la mujer incorrecta, la equivocación dura toda la vida y más cuando de esa relación quedan hijos.
Por eso es el mandato del Señor de no despertar el amor hasta que él quiera, es un mandato de amor, porque el Señor nos ama y no quiere que suframos, nuestras equivocaciones le duelen, porque Él sabe que tendrá que disciplinarnos como el padre disciplina a sus hijos, sabe que quedan consecuencias a veces para toda la vida, sabe que hay dolor y sufrimiento, porque sabe que la desobediencia pone un muro entre Él y nosotros y perdemos nuestra comunión con Él y recuperarla cuesta, porque sabe que esos días que actuamos bajo la influencia de nuestra vida natural y que fuimos llevados por la carne, no serán contados, así como esos trece años no fueron contados para Abraham, sus años comenzaron a contar de nuevo hasta cuando fue circundado (ver Génesis 16:16 y Génesis 17).
Cuando somos circuncidados, cuando dejamos que el Señor mate el control de la vida natural en nosotros, podemos aprender a esperar en el Señor y nacerá el Isaac por la acción de Dios, nacerá por Su vida de resurrección, cuando Dios obra, lo hace a Su manera y eso es lo que el Señor desea enseñarnos a nosotros. Y esto se aplica no solo a las relaciones amorosas, sino también a las amistades.
Dentro de Adán había una mujer, estaba escondida dentro de él. Dios le causó un sueño profundo a Adán, que era como estar muerto, y mientras Adán dormía, Dios estaba trabajando, esta es una lección importante para nosotros, pida al Señor que anote esta lección en lo profundo de su corazón, cuando Dios trabaja, nosotros descansamos en Él. Del costado de Adán, Dios confeccionó a una preciosa mujer. Dios creó a la mujer dentro del hombre, luego tomó a la mujer fuera del hombre, pero antes fueron Adán.
Dios tiene para cada hombre una mujer que le acompañara los días que Dios determine sobre la tierra, el deseo de Dios es que todo hombre espere a que el Señor sea el que traiga a esa mujer que Dios ha elegido para él. Dios desea que esa jovencita aprenda que Dios tiene un caballero para ella y lo traerá en Su tiempo.
Cuando el siervo de Abraham fue en busca de esposa para Isaac, esperó hasta que el Señor le mostró cuál era esta doncella y puso una señal. Dice que ella le dio de beber a él y a sus camellos, recordemos que un camello que no ha bebido agua durante un buen tiempo puede beber hasta cien litros y las vasijas que usaban para recoger agua en ese tiempo solo tenían capacidad para doce litros, así que la prueba no fue fácil para Rebeca.[3]
La prueba de esperar al Señor no es nada agradable, pero es necesario para que Dios debilite nuestras ganas de hacer lo que nos parece y escoger según nuestra preferencia natural, como lo hizo Jacob con Raquel, ella fue escogida por él según su preferencia natural y cuántos problemas tuvo con esto.
En el versículo 6 del capítulo 2 de Cantares dice “su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace”, la izquierda levanta la cabeza de ella, porque el Señor quiere que lo contemplemos a Él, nuestra contemplación es para Cristo y Su derecha nos abraza, la mano derecha del Señor es nuestro apoyo, nuestro sustento es por Su gracia, todo viene dado por Su fuerza y por Su poder.
“Que no se haga como yo quiera, sino como tú”[4], dijo nuestro Señor Jesús, eso requiere desistir, morir en el altar y dejar que el Señor mate toda impaciencia en nosotros.
“ Guímel Vuelve hacia el SEÑOR tu camino; y espera en él; y él hará” Salmo 37:5
Sé que hay un deseo profundo de ser amado en cada persona, pero nuestro amor por el Señor debe ser lo que llene toda nuestra existencia.
El Señor dijo que el que quisiera seguirlo debía tomar su cruz, negarse a sí mismo y seguirle, es negarnos a impacientarnos y a apresurarnos, negarnos a escoger algo según nuestra preferencia natural y dejar al Señor decidir en este asunto y esto requiere rendirnos. La espera cuesta y duele, pero el Señor llegará cuando estemos en el sepulcro y muertos a querer hacer las cosas por nuestra fuerza y a la manera de nosotros mismos.
El Señor llegará saltando sobre los montes y sobre los collados cuando menos lo esperemos y de alguna manera inesperada y asombrosa hará lo que jamás habíamos soñado, Dios nos sorprenderá de una manera que no esperábamos, porque así son los caminos de Dios y el resultado será la Gloria de Dios, esperar vale la pena.
Andrew Murray nos dijo al respecto de la espera en Dios:
“Dios dice: “Estate quieto y sabe que Yo soy Dios”. No hay quietud y silencio como el de la tumba. En la tumba de Jesús, en la comunión de su muerte, en la muerte al yo con su voluntad y sabiduría, su fuerza y su energía, se halla reposo. Cuando el yo deja de hablar, y nuestra alma se halla en silencio ante Dios, Dios se levanta y se nos revela “Estate quieto y sabe”, entonces sabrás que “Él es Dios”. No hay silencio y quietud como la que da Jesús cuando ordena: “Calla, enmudece”. En Cristo, en su muerte y en su vida, en su perfecta redención el alma puede estar quieta, en silencio, y Dios puede entrar en nosotros, tomar posesión y hacer su obra perfecta”.
Lo único que podemos hacer en esa dulce espera es decir: “Señor, tú eres Dios, yo confío en Ti”.
Que el Señor le dé, querido joven, la Gracia para esperar en Él, que pueda escuchar solo Su voz y no ser engañado, que el Señor lo salve de usted mismo. Permita que el Señor despierte el amor en su vida, cuando Él quiera.
[1] Génesis 2:18
[2] Génesis 34
[3] Génesis 24
[4] Mateo 26:39
Es verdad, mi querida amiga no hay nada mejor que esperar en Dios
ResponderEliminarAsí es mi querida hermanita, la espera en el Señor cuesta, pero vale la pena, no hay otro camino, este es el camino del sometimiento y la obediencia.
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