¿PARA QUÉ TANTA CORRECCIÓN Y SUFRIMIENTO EN LOS HIJOS DE DIOS? Por Adriana Patricia
El título de esta enseñanza nació de una
pregunta que me hizo una hermana en Cristo hace unos días atrás y esto fue lo
que el Señor le respondió a ella y me recordó a mí, porque he estado viviendo
una situación muy particular en las últimas semanas, una prueba de mi fe y a
veces en el fragor de la batalla tendemos a olvidar.
Cuando yo era niña me tocó una buena dosis de
corrección en mi vida, mi madre fue muy estricta, así que chupé mucho del fuete
de la corrección. Toda corrección produce un profundo dolor, pero a la postre entendemos
el porqué de este asunto.
Muchos años después de mi conversión a Cristo
y a través de tantas y tantas circunstancias en mi vida, he entendido el porqué
de la corrección y el sufrimiento permitido por Dios en nuestras vidas. Porque
si eres un hijo de Dios por la Fe en Jesucristo, debes ser probado y debes ser
corregido para ser ese vaso útil del Señor y para que Él cumpla Su propósito en
ti. El sufrimiento y la corrección de Dios a la postre producen un gozo eterno
y profundo, que no lo produce la felicidad pasajera que ofrece este mundo.
El cristianismo moderno intenta minimizar la
corrección del Señor, intenta hacer parecer que no nos toca padecer una buena
dosis de sufrimiento, con la excusa de que Cristo ya padeció por ti y tú debes
vivir holgadamente disfrutando como niño rico las cosas que papi te dio.
Pero cuando abrimos la Palabra de Dios,
encontramos otra cosa muy distinta. Cuando la leemos no con nuestras mentes
carnales, comprendemos el propósito del Señor en la corrección y el sufrimiento
enviado por Dios a nuestras vidas, aunque Cristo pagó el precio y la fe en Él
te hace salvo, aunque la Gracia ya lo hizo todo por nosotros y ahora debemos
vivir la vida en Cristo, Dios nos está entrenando, no para las cosas de este
mundo, el Señor nos está dando lecciones para llevarnos a ser vencedores, para
llevarnos a la madurez, y al conocimiento del Hijo Dios y al conocimiento de
Dios como Padre. En el libro de Hebreos encontramos un ejemplo de esto:
“Otros experimentaron vituperios, y azotes; y a más de
esto prisiones y cárceles. Otros fueron apedreados, otros cortados en piezas,
otros tentados, otros muertos a cuchillo; otros anduvieron perdidos cubiertos
de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados, de los
cuales el mundo no era digno; errantes por los desiertos, por los montes, por
las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aprobados por
testimonio de la fe, no recibieron la promesa, proveyendo Dios alguna cosa
mejor para nosotros, que aquellos no fueran perfeccionados sin nosotros”
Hebreos 11: 36 – 40.
Mientras más caminemos en y con Cristo, mayor
será nuestra corrección y la dosis del sufrimiento será intensificada. Son
probados y quebrantados aquellos que hacen parte de Su pueblo, los que son Sus
hijos, aquellos que caminan con el Señor en amistad profunda con Él. Así que si
esta es tu posición, no te escaparás de ser corregido y probado de mil maneras
para que se cumpla la meta de Dios en tu vida.
Por eso este blog se llama la Escuela del Espíritu,
porque en esta escuela debes ser matriculado te guste o no, no nos graduaremos
hasta cuando Cristo regrese a reinar o hasta cuando vayas a descansar en los
brazos de tu Señor.
Dice Isaías 30:
20-22 “Mas el Señor os dará pan de congojas y agua de angustia; tu lluvia nunca
más te será quitada, mas tus ojos verán lluvia. Entonces tus oídos oirán a tus
espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; para que no echéis
a la mano derecha, y para que no echéis a la mano izquierda. Entonces
profanarás la cobertura de tus esculturas de plata, y la protección de tu
vaciadizo de oro; las apartarás como a trapo de menstruo; ¡Sal fuera! Les
dirás”.
El Señor te da a comer pan de congojas y te da
a beber agua de angustias, tus ojos se hincharán de tanto llorar a causa del
dolor que causará en tu vida, por un maravilloso propósito, para que aprendas a
escuchar la voz de Él.
Cuando estamos bien, cuando todo marcha bien y
en prosperidad, nuestros ojos se ciegan, nos volvemos sordos y no escuchamos la
voz del Señor; el corazón se cierra y no puede escuchar la voz del Cordero de
Dios llamándonos, por eso el Señor manda congojas y sufrimientos a nuestras
vidas, porque estamos distraídos con las cosas del mundo, con las actividades
religiosas con tinte espiritual, amansado placeres y obteniendo cosas para nuestro
propio beneficio; entonces, Dios envía Sus pruebas y sufrimientos para afinar nuestro
oído y ablandarnos el corazón, en las adversidades el corazón escucha más
atentamente la voz de Dios. Cuando de acuerdo a Su plan padecemos, ignoramos el
murmullo alrededor nuestro y podemos libremente escuchar lo que el Señor nos
está diciendo.
Dice que nuestros oídos oirán a nuestra espalda,
porque en la prosperidad le damos la espalda al Señor, cuando todo va bien nos
hacemos los locos, no prestamos atención a muchas áreas que están mal en
nuestra vida, comenzamos a ser fuertes
en nuestra propia carne y sentimos que podemos hacer las cosas mucho mejor que
como las hace Dios, pero cuando Dios nos da a comer y a beber del dolor, escuchamos
la voz del Señor, Él nos muestra Su camino, endereza nuestros pasos que se han desviado,
y que se han ido a la izquierda y a la derecha de nuestro propio corazón; por eso, Dios nos dice que no es por la izquierda
ni por la derecha, sino por Su camino, y es una orden “andad por él”; por lo
tanto, envía el sufrimiento a nuestra vida, para aprender a obedecer.
Pero algo más pasa cuando Dios Padre nos
somete al sufrimiento, saca a la luz quienes somos en realidad y los ídolos que
se han instalado en nuestro corazón. Nos hemos vestido de una redención que no
es la de Cristo, tenemos una cobertura que no es la del Señor, tenemos una gloria
que no es la de nuestro Dios, tenemos nuestra propia gloria y la de los hombres,
entonces cuando Dios envía todo este dolor, profanamos nuestros ídolos y
tenemos que echar fuera no solo a nuestras imágenes de acera del corazón, sino
también tenemos que sacrificar a nuestro pequeño Isaac. Los ídolos que hemos
acuñado con tanta ternura, nos toca darles muerte y apartarlos como trapos de menstruo,
y echarlos de nosotros.
Dice “entonces”,
cuando hemos sido puestos a prueba y hemos comenzado a escuchar Su voz es
cuando echamos fuera todo ídolo de nuestro corazón, “entonces” significa que es una consecuencia, es decir, que si no
hay pan de congojas y agua de angustia seguiremos consintiendo a estos ídolos
en nuestra vida, serán los niños mimados de nuestra alma.
La prueba purifica nuestra vida, la prueba de
la fe echa fuera los ídolos que hemos abrazado con tanta ternura.
“Para que la prueba de
vuestra fe, mucha más preciosa que el oro (el cual perece, mas sin embargo es
probado con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesús el
Cristo, fuere manifestado” 1 Pedro 1:7.
Con ídolos en el corazón es imposible escuchar
la voz de Dios. Los ídolos van desde querer hacer nuestra propia voluntad, hasta
la comprensión de Dios a nuestra manera, formando al Señor en nuestras cabezas
de acuerdo a nuestras mentes carnales, comprendiendo los caminos de Señor según
nuestro entendimiento carnal, guardando con ahínco las tradiciones de los
hombres, buscando la aprobación de los demás, deseando el respeto de todos, anhelando
el éxito desmedido, suspirando por hacer las cosas a nuestra manera, elaborando
nuestras propias opiniones fuera del Señor, definiendo pecado y justicia con
nuestra carne y no a la manera de Él.
El espíritu de Atalía la madre del rey Ocozías
muchas veces gobierna en nuestra vida, ella deseaba el poder, la manipulación y
el control de todo, como digna hija de su madre, Jezabel; la lujuria que es el
deseo y la codicia de la carne nos poseen y nos gobiernan los deseos humanos
que no son sometidos al Señor. Todo esto y mucho más es idolatría, esto no nos
deja oír la voz de Dios y se instalan en el fondo del corazón.
Por eso el Señor nos quebranta, para hacer
caer nuestras imágenes de acera. Cuando los ídolos son quitados por nuestro
buen Dios, van perdiendo poder sobre nosotros y tal vez lleguemos a sentirnos
abusados por Dios y queremos huir de Su presencia porque es fuego consumidor,
la voz del Señor es ese fuego que consume todo esto; sin embargo, maduramos al
aprender a estar de acuerdo con Dios en la forma como Él debe tratarnos, para
hacer morir en nosotros estos deseos carnales. Cuando el ídolo de nuestro
corazón gobierna no podemos escuchar Su voz, escuchamos la voz de nuestra
carne, Dios debe confrontarnos en esa área en donde está instalado el ídolo
cómodamente, y si se lo permitimos Él lo vencerá y lo destruirá por completo.
“Señor, guárdame de
escuchar mi voz y creer que es tu voz” esta era la oración de Betsy Boom en el campo de concentración
nazi, que sea también la nuestra.
Y puede que los ídolos no sean cosas tan feas,
puede que sean los dones que Dios te dio, el ministerio, tu llamado al servicio
del Señor, el deseo de una familia perfecta, una vida perfecta, tus hijos, tu
cónyuge, tus padres, tu trabajo, tu dinero en el banco, tus talentos, tu conocimiento
o tu profesión, estos pueden ser tus pequeños Isaac que no has querido
sacrificar, porque no has madurado y no has entendido que nada de lo que tienes
te pertenece, todo ha sido otorgado por el Padre de las luces, todas esas cosas
o personas son las misericordias de Dios para tu vida, pero no son tuyas.
“Toda buena dádiva, y
todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las lumbres, en el
cual no hay mudanza, ni sombra de variación” Santiago 1: 17.
Todo te fue dado para devolvérselo, nuestro Padre
nos ha dado y Él nos ha quitado, porque todo le pertenece. Cuando abrazas lo
que no es tuyo y te adueñas de algo dado por Dios, se convierte en tu ídolo y
el Señor tiene que recordarte a través de esta experiencia de dolor, que nada
nos pertenece, que todo debemos regresarlo a Él que es el Dueño. Nada fue
obtenido por nuestra propia mano, y Dios nos libre de creerlo, todo ha sido un
préstamo para que sea devuelto a su verdadero Amo.
La corrección a través del sufrimiento es
necesaria para que aprendamos a soltar y a no retener lo que no nos pertenece,
para aprender a escuchar la voz de Dios en la quietud de nuestro espíritu y
andar por Su camino. En medio de ese pan de congoja y agua de angustia
encontramos algo mucho mejor, Jesús se da a sí mismo y Él es la mejor
recompensa que podemos obtener de todo esto.
Si al niño se le disciplina y el corazón del padre
se ablanda antes de que el niño aprenda la lección, se volverá rebelde, por eso
Dios nos corrige con amor y por amor, para que aprendamos y para matar la
rebeldía de nuestro corazón.
Hablamos anteriormente de darle muerte a
Ismael, pero también es necesario sacrificar a Isaac, porque también se puede
convertir en ídolo para nosotros, por eso el Señor causa tanta incomodidad en nuestras
vidas a través de las circunstancias, es como esa espinita que se queda
atravesada en nuestro garganta; Dios es nuestro Padre y a Él debemos obedecer,
esta es una lección que la aprendemos cuando somos puestos a prueba y Dios nos
da el pan de dolor a comer, este el camino que Él nos quiere enseñar.
Como tendemos a crear apegos fuera del Señor, entonces
Dios permite muchas veces el fracaso, el desespero, la soledad, la tristeza y
muchas otras cosas más para cortar esto de raíz. Para que nuestro yo desparezca
y echemos de una buena vez nuestros ídolos que a veces tienen un disfraz de
cosas buenas.
Cuando llegamos a la madurez es cuando hemos
aprendido a no retener ni a aferrarnos a nada ni a nadie, cuando hemos aprendido
la lección que Dios ha querido enseñarnos, ya no discutimos con Dios y
entendemos que todo es de Él. Podremos disfrutar las cosas y las personas
entendiendo que ninguna persona o cosa es tan buena como el Señor mismo. Pero
si retenemos obstinadamente algún ídolo, Dios lo deja ahí por un buen tiempo,
hasta cuando decida confrontarlo de nuevo y cuando por fin te rindes, Él pasa
Su espada por él y le da muerte, como lo hizo con Atalía.
Dios solo usa vasos quebrantados y que han
aprendido todas estas lecciones a lo largo de la vida, esto no se trata de
aprender doctrinas y asistir a más institutos bíblicos, esto no se aprende ahí;
yo era una estudiante muy activa, una estudiante de instituto bíblico y ninguna
de estas lecciones fue aprendida ahí, sabía toda la escatología, hermenéutica y
homilética; no obstante, mi corazón seguía hinchado de ídolos. Estaba llena de trapos
de menstruo, hasta cuando Dios quebrantó mi vida, los ídolos fueron cayendo uno
por uno, entendí de qué se trataba la vida con el Señor.
Todo
viene de nuestro Padre, nada nos pertenece, todo es de Él, solo satisfacemos el
corazón de Dios si somos quebrantados y si lo conocemos como nuestro Padre. Abraham
no discutió con Dios y simplemente estaba a punto de darle muerte a su hijo, lo
amaba, pero sabía que no era suyo, no le pertenecía. Que gran lección la de nuestro
padre de la fe Abraham.
¡Pero qué lío se le arma a Dios cuando nos
pide algo!; me acuerdo que cuando era niña y algún otro niño venía a mi casa,
yo escondía mis juguetes para que no me los dañara; así somos con Dios, cuando Él
pide lo que tenemos allí guardado en el corazón, tendemos a esconderlo, porque
sabemos que será sacrificado, deberá ser sacrificado hoy o mañana, pero tendrá
que ser sacrificado, mejor que sea hoy. Será muy difícil, eso te lo puedo
asegurar, pero valdrá la pena, pues Dios te vestirá de regocijo, porque el
Señor será tu única satisfacción.
Para Abraham esto no era un sacrifico, era una
adoración ¡WOW, que maravilloso!
“Entonces dijo Abraham
a su criado: Esperaos aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y
adoraremos, y volveremos a vosotros”
Génesis 22: 5.
Por eso dice el Señor en Isaías que nosotros profanaremos
y echaremos los ídolos de nosotros mismos, Dios producirá esto a través del sufrimiento,
de la prueba, de la adversidad, ¡Gloria a Dios!
Pero la corrección viene porque Dios nos prueba
aun a través de nuestras desobediencias. Dice Jeremías 24:5-7 “Así dijo el Señor Dios de Israel: Como a estos buenos higos, así conoceré
la transportación de Judá al cual eché de este lugar a la tierra de los caldeos,
para bien. Porque pondré mis ojos
sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra; y los edificaré, y no los destruiré;
los plantaré, y no los arrancaré. Y les daré corazón para que me conozcan, que
yo soy el Señor, y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque
se volverán a mí de todo su corazón”.
Dios nos corrige como a buenos higos y nos
envía a lugares que no queremos o nos pone yugos que no deseamos, para corregirnos
y darnos un nuevo corazón, para que le conozcamos porque ese el objetivo de Dios,
que conozcamos que Él es el Señor y tiene el poder de hacer lo que a Él le
plazca, nosotros solo somos Sus hijos que debemos obedecer por amor a Él.
Nuestro hogar puede ser ese lugar de prueba, esa
puede ser nuestra tierra de los caldeos, nuestro trabajo con un jefe o unos
compañeros que nos hacen la guerra, nuestro barrio, nuestros vecinos, un padre presente
pero ausente o una madre tirana, un hijo rebelde, un esposo infiel,
irresponsable y tal vez injusto, una esposa que no es sabia ni prudente (pequeña
Jezabel en casa), unos hermanos
problemáticos, pueden ser esa tierra de los caldeos que nos hará llorar, pero
que a través de ella Dios nos corregirá hasta hacernos vasos útiles para Él.
No sé Dios donde te tenga o a donde te tiene
que llevar, a qué situación o a qué circunstancia, pero si esa es tu tierra de
los caldeos, dale la Gloria a Dios porque allí te está corrigiendo para hacerte
bien, no para mal, para darte un corazón que obedece y conoce los caminos del Señor.
El será tu Dios y tu Señor, y aprenderás a escuchar Su voz y acatar Sus órdenes.
Dios nos provocará y nos hará comer de este
pan de dolores y nos hará ir a la tierra de los caldeos y nos pondrá en yugo,
solo para sacar lo que hay en nosotros, para sacar los ídolos del corazón y que
aprendamos a andar en Sus caminos. Para deshacer toda la escoria de nuestra
alma y de nuestros corazones, y darnos la naturaleza divina.
Dios puso Sus ojos sobre ti amado(a) hermano(a),
deja que Él ponga Su mano sobre esas áreas de tu vida que andan sueltas y sabrás
el propósito de Dios a través de todo tu sufrimiento y de toda la corrección
que te ha dado. Encomienda tu vida en las manos de Él y encontrarás sentido a
toda circunstancia en tu vida. Y al final sabrás que fue para hacerte bien,
para plantarte en Su vida y nunca arrancarte, seremos parte de Su pueblo y Él
será nuestro Dios. Todo el que quiera hacer parte de Su pueblo tendrá que ser
quebrantado. La cruz es símbolo de muerte pero también de una gloriosa
Resurrección.
Cuando Dios me lleva una vez más por algún
camino tortuoso como este que estoy viviendo actualmente, recuerdo como mi alma
se unía a la de Él y me gozaba en las profundidades de Cristo en el ardor de mi
sufrimiento y de Su corrección en mi vida, y eso me da la consolación que
necesito para seguir adelante; mi hermano(a), el Señor nunca te abandonará y Él
estará contigo, Su mano te protegerá y Su vida te cubrirá mientras te da a
comer el pan de congojas y te lleva a la tierra de los caldeos. Dios se dará a Sí
mismo y lo conocerás como tu Padre, encontrarás una riqueza más profunda que
las cosas que te ofrecen tus ídolos.
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