NUESTRA DEPENDENCIA EN DIOS Por Adriana Patricia
“Apártate
de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está
delante del Jordán; y beberás del arroyo, y yo he mandado a los cuervos que te
den allí de comer” 1ª Reyes 17: 3 – 4
Desde hace un
tiempo he estado meditando acerca de la vida de Elías, el Señor ha estado
regalándome maravillosas lecciones a través de la vida de este hombre. Y una de
esas enseñanzas ha sido acerca de la dependencia en Dios.
Dios realmente ha
estado probándome en la dependencia a Él. A través de los años y de diferentes
circunstancias el Señor me ha estado llevando a depender cada vez más de Él y
de Su soberana voluntad. No ha sido fácil y no es fácil. Depender, requiere
morir a todos nuestros intentos por hacer las cosas a nuestra manera y en
nuestras fuerzas. Porque el hombre natural quiere encontrar la fuerza siempre
en sí mismo, en independencia de Dios, como lo hizo Adán; el ser humano alardea
y su ego crece cuando consigue las cosas bajo sus capacidades y su propio
esfuerzo.
Pero en esta
bella y corta historia de la vida de Elías, vemos a un hombre en completa
debilidad y absoluta dependencia del Señor. Si hay dos características que
sobresalen de él, son estas.
Elías significa “el Señor es Dios”. ¿Cuál era la unción
de Elías? No era otra cosa que una vida dependiente y sometida al Señor, él era
una figura y sombra del Señor Jesús; Cristo cuando descendió al Jordán, Su vida
en independencia del Padre quedó totalmente anulada, para no hacer nada,
absolutamente nada por fuera del Señorío de Su Padre, Su voluntad quedó en
sometimiento total a la guía del Espíritu Santo. Muchos en Su ministerio vinieron para
influenciarlo, hasta su misma madre quiso influir en él, sin embargo, Jesús se
negó rotundamente a seguir los dictados de Su carne y de los demás, Su
dependencia al Padre fue absoluta y la unción llegó ese día en el Jordán para
hacer de la vida de Cristo una vida de dependencia total a los movimientos del
Espíritu; después de que el cielo se abrió y el Espíritu Santo vino sobre Cristo,
¿A dónde fue llevado mis amados hermanos?, al desierto.
La unción no es solo para
tener el poder de hacer cosas asombrosas en el nombre de Dios, es para cesar de
hacer nuestras propias obras, es para dejar todo en las manos de Dios, es para soltar
lo que no nos pertenece, es perder el control total de lo que deseamos hacer y dejarlo en las
manos de Aquel que tiene un propósito para nosotros, sometiéndonos a Su Soberana
Voluntad.
Elías apareció de
la nada para profetizar a Acab el juicio contra la apostasía en Israel, no
llovería en años, solo por la palabra del profeta. La lluvia es esencial para
el crecimiento de las plantas, de los sembrados, es importante para el
alimento. Acab y su esposa Jezabel querían que el dios de Israel fuera Baal, y
este dios según sus adoradores era el responsable de la fertilidad de la
tierra. El Señor retuvo la lluvia para demostrar Su Poder y Autoridad en los Cielos
y en la Tierra, y demostró cuán poderoso era en la misma naturaleza en la que
se creía que este Baal tenía la supuesta potestad.
Elías en este
capítulo 17, dependía de Dios para su sustento, debía beber del arroyo y dejar
que los cuervos lo alimentaran. Cuando leí esto dije ¡WOW! Realmente Dios
quería mostrar Su poder para proveer a la vida de Elías. No había entendido la
magnitud de esta prueba.
El arroyo del
Querit corría por una profunda y escabrosa garganta, de ahí se deriva su nombre
“cortadura” “garganta”, no se sabe exactamente su ubicación, pero se dice que
pudo ser un lugar muy apartado puesto que ahí pudo esconderse. Pero recordemos
que era tiempo de sequía, así que no duraría mucho tiempo antes de secarse.
Los cuervos son
animales inmundos según Levítico 11:15 y Deuteronomio 14:14.
Pero son muy
interesantes estas aves. Los cuervos pasan las noches en zonas rocosas y
desoladas, como aquel lugar donde estaba Elías. Ellos almacenan su comida en
los riscos rocosos y esto sirvió para alimentar a Elías. No son tan malos como
parecen, es verdad que hasta pueden producir miedo, pero encontré cosas muy
hermosas de ellos. Dios utiliza todas las circunstancias en nuestras vidas para
bien, nunca para mal, todas las cosas obran para bien a los que aman al Señor. Así
sean las circunstancias más tenebrosas.
Son considerados
los animales más inteligentes al nivel de los chimpancés y los delfines. Arrojan
piedras a las personas para evitar que suban a sus nidos. Son tremendamente
astutos, cuando no quieren brindar de comer a alguno de sus amigos, hacen que
esconden la comida en un lado, pero la esconden en otro para que su amigo no la
encuentre. Así que alimentar a Elías fue realmente un milagro del Señor.
Ellos pueden
imitar sonidos de la naturaleza y hasta el habla humana. Son juguetones. Ellos
hacen señas con su pico, cuando quieren señalar a algún animal. Hacen un sonido
especial cuando llaman a su amo (si es la mascota de un ser humano) y están en
cautiverio. Si, son carroñeros, por eso Noé envió un cuervo cuando cesó el
diluvio y se cumplieron los días, el cuervo estuvo yendo y viniendo o según otras
referencias, estuvo moviéndose de un lado para otro hasta que las aguas se
secaron, porque ellos se alimentan de carroña. Pero también comen carne,
semillas, frutos, pescado y hasta basura. Son empáticos, cuando uno de sus
compañeros muere, ellos le hacen el duelo, rodean el cuerpo muerto y expresan
sonidos específicos para demostrar su cariño o cuando un compañero pierde una
pelea él se muestra afectuoso con su amigo; el Señor hizo que el cuervo
sintiera empatía por Elías, ¿es o no es esto obra del Señor?
En Cantares 5:11
dice de Jesús: “Su cabeza, es como, oro
finísimo; sus cabellos crespos, negros como el cuervo”.
Sus cabellos
negros como el cuervo, simbolizan el Poder Eterno del Señor. El Señor es
poderoso para sustentarnos en todo tiempo, su poder no acaba, no se cansa, no
se debilita.
En Lucas 12:24
dice: “Considerad los cuervos, que ni
siembran, ni siegan; que ni tienen cillero, ni alfolí; y Dios los alimenta.
¿Cuánto de más estima sois vosotros que las aves?”.
Si el Señor
provee a esta ave carroñera pero maravillosa de todo su alimento, ¿cómo no
cuidará y proveerá a sus hijos que le aman?
Si, era un animal
inmundo y prohibido por el Señor al pueblo de Israel para alimentarse de él, porque
representa nuestra naturaleza carroñera, la naturaleza de Adán es así, quiere
comer las cosas limpias de Dios pero al mismo tiempo quiere comer lo sucio que
le ofrece el mundo, la basura del pecado y de la carne. Por eso Dios debe matar
nuestra carne y aniquilar la vida de Adán en nosotros.
Pero bueno, Elías
no se lo comió, fue alimentado por él en la soberanía del Señor. Elías no se
contaminó, fue obediente a la voz del Señor. A veces Dios permite estas
circunstancias en nuestras vidas y recibimos la provisión de Dios de donde
menos lo esperamos. Muchas veces el impío llega para ser usado como instrumento
de Dios a favor de los siervos del Señor. ¡Gloria a Dios por esto! Yo lo he
visto en mi vida muchas veces y de diversas maneras, Dios es soberano y ¿quién
puede contradecir sus designios?
El sustento de
Elías provenía del Señor, de nadie más, que difícil es llegar muchas veces a
este punto. Donde dependemos del Señor exclusivamente y las demás provisiones
acaban. Cuando los hermanos en Cristo, la familia y los amigos se esfuman,
cuando dependemos solo del alimento espiritual y físico que el Señor tiene para
darnos. Cuando miras alrededor y solo hay desolación, sequía y cuervos. Solo
entonces podemos aferrarnos y depender de Cristo, porque Él es la Fuente Inagotable
que no se seca, que no se cansa, que no nos deja.
Esa provisión
llegó a su fin. Luego el Señor lleva a Elías a más debilidad, a mayor
dependencia, lo lleva a la casa de una pagana, pobre y encima viuda. Y de
repeso, lo lleva al propio territorio de Baal en donde también había sequía.
Sarepta significa
“lugar, taller de refinamiento, fundir, joyero”, es decir, Elías iba a seguir
siendo refinado en el horno de fuego del Señor. Se descubrieron en las ruinas
de esta ciudad, unos veinte hornos para fabricación de alfarería, lo que se
deduce que fue un centro de elaboración de artesanía, pero se dice que no llegó
a ser una ciudad poderosa. En pocas palabras lo llevó a más y más debilidad.
La mujer era
viuda, esta era una época de muchas enfermedades y guerras, por lo tanto, había
muchas viudas en esa región; la viudez es señal de vulnerabilidad y su
desamparo en ese tiempo era muy grande. Ellas no tenían derecho a la herencia
por eso la ley debía protegerlas y brindarles el sustento.
Pero cuando Elías
llegó, ella estaba recogiendo leña,
este verbo sugiere que estaba buscando en el rastrojo abandonado para encender
fuego. Y esta viuda no tenía más que un puñado de harina y un poco de aceite
como para hacer una tortillita. El grano y el aceite eran dos de los productos
de exportación de Sarepta, ahí podemos evidenciar la gravedad de la sequía. El
Señor iba a demostrarle a esta mujer que el Dios de Elías iba sustentar a la
mujer que vivía en tierra de Baal, no solo la sustentaría a ella, sino que
proveería también para Su siervo. Ella le dice “vive el Señor Dios tuyo”,
porque no era el Dios de ella, ¡qué prueba tan grande la de Elías! Elías iba a
ser sustentado por el Señor en casa de una pagana adoradora de Baal.
El Señor se
perfecciona en nuestra debilidad “Y me ha
dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo” 2ª Corintios 12:9
Nuestra utilidad
para el Señor es proporcional a nuestra dependencia de Él. No somos nada en nosotros
mismos y en cada circunstancia el Señor nos lo hace saber. Para llegar a la
Plenitud debemos primero transitar por el camino de la dependencia, del
sometimiento, por la vereda de la obediencia, por la vía dolorosa de vaciarnos
de nosotros mismos.
Para tener un
conocimiento más pleno de Él, necesitamos que este principio sea vital en
nuestra vida como lo fue en Elías y en el Señor Jesús, no somos nada en
nosotros mismos, necesitamos ser vaciados y ser llevados a completa debilidad.
Si hay algo además
que caracterizaba la vida de Elías, era que el Celo del Señor lo consumía, es
decir, él vivía para los intereses del Señor, no por sus propios intereses. Esto
es el Celo de Dios en nosotros, es un apego total y único a los intereses de
Dios y un desapego absoluto a los nuestros.
El Señor debe tener Su lugar y Sus
derechos en nuestra vida. Jesús es un ejemplo de esto “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo:
Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero,
sino como tú” Mateo 26:39.
El Señor tiene el
derecho absoluto en nuestra vida, mis hermanos, no solo porque nos creó sino
porque también nos compró al precio de la sangre de Cristo. Cuando somos
consumidos por el Celo del Señor, el único objetivo en nuestra vida es Cristo, nuestro
objetivo en la vida no es ser o hacer o tener algo o a alguien o querer ir a algún lugar, la razón de nuestra vida es Cristo y solo
Él.
Esto es lo que el Espíritu Santo vino a revelarnos. Él vino a forjar a Cristo
dentro de nosotros “Hijitos míos, por
quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en
vosotros” Gálatas 4:19.
El Espíritu nos
revela que en Cristo está toda la plenitud de la Deidad “por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” Colosenses
1:19 “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” Colosenses
2:9 .
Por esto nos
lleva cada vez más a debilidad total y a la vaciedad.
Cuando nos
sentimos decepcionados por Dios, porque nos exige demasiado o porque no llenó nuestras
expectativas o no nos cumplió un caprichito o no contestó una oración o no llegó
a tiempo, evidenciamos que nuestro objetivo no es Cristo, el celo de Dios aún no
nos consume.
Elías oró según
los intereses de Dios, no según sus deseos. Elías nos revela en su corta
historia su dependencia absoluta en la oración. No oró incoherencias ni de
forma desordenada, ni le dio a Dios una cantidad de información ni le dio
órdenes ni reclamó ni declaró, oró según la voluntad de Dios. ¿Cómo son
nuestras oraciones queridos hermanos? “Señor concédeme, Señor dame, dame”, como
las hijas de la sanguijuela. Elías oró y actuó conforme al corazón de Dios,
conforme a los movimientos e intereses del Señor.
Si queremos una comunión
profunda con Él debemos morir a nuestra propia fuerza, a nuestras buenas ideas,
a nuestra manera de querer hacer las cosas, debemos abandonarnos absolutamente
a Él y depender de Él.
Elías le tocó
esconderse, le tocó parar en el arroyo de Querit. Qué difícil es esperar en el
Señor ¿verdad?, dice el salmo 37: 23 que el Señor ordena los pasos del hombre
bueno y al pie de este versículo en su biblia George Mueller escribió “y sus
paradas también”.
Qué difícil es
parar, mantenernos aferrados solo al Señor cuando no hay respuestas, cuando la
niebla nubla el horizonte, en silencio, en soledad, dependiendo solo de lo que
Dios provee. Qué difícil es replegarse y no intentar hacer nada con nuestras
fuerzas, mantenerse esperando mientras el Señor nos lleva al desierto, mis hermanos
esta es la escuela de profeta, esta es la escuela de los hijos amados de Dios. “Porque habéis muerto, y vuestra vida está
escondida con Cristo en Dios” Colosenses 3:3.
El Señor debe
arrasar en el fuego de su prueba, en nuestra Sarepta, la autoconfianza y nuestra
fuerza, porque es en la fuerza de Él. Creemos que necesitamos darle a Dios
sugerencias, otorgarle nuestras buenas ideas, porque lo creemos un incompetente,
pero el Señor no nos necesitó para crear los Cielos y la Tierra;
lamentablemente la obra de Dios en nosotros y a través de nosotros es estropeada
por nuestro afán; como en el caso de David cuando trajo el arca y Uza murió; la idea era correcta y buena, pero no esperó en el Señor según Sus indicaciones, se apresuró, se dejó llevar por su emoción y estropeó todo la primera vez. Ver 1ª Crónicas 15: 12 - 13.
Qué difícil es
mantenernos aferrados solo a Cristo en los lugares secos, pero Cristo es
nuestra Esperanza de gloria “a quienes
Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los
gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” Colosenses 1:27.
Elías le dijo a la
viuda “hazme a mí primero la tortilla”, no es una petición basada en egoísmo, él
era el representante del Señor; Dios primero, Dios el único, Dios el Todo. La mujer
obedeció y hubo abundancia. La gente quiere la abundancia pero no quiere la
obediencia. La vida abundante comienza con la regeneración, pero llena todo
nuestro ser cuando aprendemos a recibir órdenes y a obedecer.
En la casa de esa
pobre viuda pagana hubo una muerte, pero también ocurrió una resurrección. Para
resucitar a una nueva en Cristo debemos morir a la nuestra, no hay otro camino
amigos míos. Dios le pidió su único sustento, un puñado de harina y un poco de aceite,
además le quitó a su único hijo, pero se lo devolvió, porque cuando el Señor
nos despoja de todo nos lo devuelve en Resurrección. El Señor nos pide todo o nada.
Elías se movió al
mandato del Señor igual que Cristo. Cada paso de Elías fue un sometimiento a la
voluntad del Señor y fue llevado a más profundidad en la vida de Dios. Cuando obedecemos
y permitimos al Señor llevarnos a muerte, somos llevados a mayor profundidad en
la vida del Hijo de Dios. El Señor mató en Elías todo vestigio de la voluntad propia
y toda confianza en sus fuerzas. Y es lo que debe hacer en nosotros.
Nuestra vida
diaria la vivimos como hijos de Dios para satisfacer los intereses del Señor,
no para satisfacernos a nosotros mismos. Son Sus derechos, no los nuestros los
que rigen nuestra vida, este es el precio de seguir a Cristo. Nos movemos en la
fe de Él, no por el desempeño de Dios, porque Él hará cosas ilógicas para nosotros,
no hará lo que a nosotros nos parece, sus obras nos desconcertarán en muchos
momentos, no obstante, nos movemos porque es Él, porque es nuestro Amo y Señor,
así no entendamos el curso de sus movimientos.
Que Dios no libre
de pedir algo que no esté de acuerdo a sus planes, hermanos, que el Señor sea
todo o nada en nuestra vida diaria, que aprendamos a descansar en Él, en los
asuntos pequeños y grandes de nuestra vida, porque Dios es nuestro Señor. Que
nuestra oración sea: “Señor si esto no está de acuerdo a tus intereses, por favor
no nos concedas nada. Si esto no te glorifica deséchalo de nosotros, aniquila los
intereses del yo. Haz que nuestro único objeto en la vida seas Tú y que tus
deseos inunden nuestro ser. Señor enséñanos que con cada orden que nos das, también
nos das el poder para realizarla, enséñanos a depender solo de Tu agua, de Tu
comida, de Tus palabras, sepáranos de nosotros mismos y de nuestra fuerza, escóndenos
en Ti porque tú eres la Roca, que nuestra alma descanse en tu regazo, llévanos
a debilidad para encontrar en Ti la fuerza, que no busquemos nada más fuera de
Ti y haz Tú la obra que tengas para hacer en nosotros y a través de nosotros”.
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