REFLEXIONES Por Adriana Patricia



En estos días he estado meditando acerca de mi carrera como escritora, me he estado preguntando si escribir vale la pena, hay momentos que quisiera cerrar mi portátil y dejarlo dentro de una gaveta. ¿No le pasa a usted que quisiera en algunos momentos irse a freír espárragos a la nada? Me hace reír mi tonta pregunta. Si no, lo felicito, usted ya no pertenece a este planeta. 

Hace poco leí algo que me confortó en medio de mis dudas, “no será un ministerio popular, pero será precioso para el Señor”, esto me recordó que mi público es de Uno, si solo el Señor se sienta cómodamente a leer lo que escribo y queda satisfecho, valdrá la pena; si llega, aunque sea a una persona y esta persona es transformada por el profundo amor de Cristo, entonces por esa sola persona habrá valido la pena. 

Muchos rechazan leer lo que escribo y me preguntaba si yo tendría un futuro como autora, pero en ese instante recordé que el Señor siempre me sorprende, que Él siempre tiene algo en mente y con un propósito, así que espero algún día conocer el perfecto propósito del Señor. 

Entonces después de mis reflexiones, el Señor comenzó a inquietarme para escribir un nuevo libro, mi pregunta fue ¿para qué Padre?; otra vez, si otra vez, hace unos meses comenzó a inquietarme y la verdad créanme que de nuevo me resistía a hacerlo porque conozco el costo que eso tiene, así que comencé una vez más, guiada por el suave murmullo de Su voz en mi espíritu. 

Sé que será un libro muy especial, pues ya el Señor me lo está haciendo comer, he sido tocada profundamente y eso que solo estoy comenzado, y el hacer que primero lo viva antes de exponerlo lo hace aún más difícil; es en la profundidad del corazón donde se libran las grandes batallas, donde es probada nuestra fe, donde es probado cuánto de Cristo tenemos, donde las dudas acechan y uno se pregunta si de verdad se está escuchando el eco de Su voz. 

Es un libro que revelará mucho más la fidelidad de Dios con una humanidad que no se merece nada porque su corazón es desleal. Amar a quien no se lo merece es la gran prueba del amor. 

Y en medio de estas reflexiones leí algo que me tocó y que deseo compartir. 

Con el paso de los años, uno va reflexionando sobre muchas cosas (será ese el precio de volverse viejo), pero me gustaría compartir estos pensamientos que me habría gustado que alguien me los hubiera dicho cuando estaba más joven, me habría ahorrado mucha tristeza, desilusión, frustración, desaliento, enojos y todo los demás. 

1. Viva cada instante, no pierda el tiempo en tonterías, la vida se va y pronto tendrá cuarenta. 

Y en menos de lo que canta un gallo, estoy en esta etapa, en pocos años habré llegado a la mediana edad. 

Me habría gustado que me dijeran que viviera cada momento, que caminara y no corriera, que saboreara cada instante como saboreo mi postre favorito (que por cierto es el postre de natas, si a alguien le interesa saberlo). Debí ir más despacio y hacer las cosas a conciencia. 

2. La vida no es fácil, conlleva muchos sufrimientos, desilusiones, pérdidas y pruebas. 

Menos mal que la primaria terminó, lloré mucho en esa etapa, mis compañeras de colegio fueron crueles y mis profesores también, sobre todo la de matemáticas jajajaja (hablo de la primaria, no del bachillerato porque ahí me fue mucho mejor). 

Tuve que vivir a esa edad envidias, hablaban mal de mí a mis espaldas, chismes, egoísmos, no me dejaban participar del grupo de cumbia, me pasaban al tablero y no me ayudaban, pero sabe que es lo interesante, que fui creciendo y esto lo vi en los adultos y lo peor lo comencé a ver mucho más en los ambientes religiosos y cristianos. 

Parece que muchos se quedan en la etapa de la infancia, a veces se me sale lo inmadura y me toca ir a la cruz para que el Señor aplique Su corrección. 

Lo cierto es que cada día habrá una nueva crisis, una nueva prueba, un nuevo aprendizaje de la vida con mucho dolor. El Señor nos lleva por tiempos de refrigerio para luego darnos otra vueltica por el desierto, pues mientras estemos en esta vida, nada será fácil. 

Pero, lo invito a que recuerde que a través de todo eso, el Señor trabaja en su vida, lo está transformando y llevando a la medida de Cristo. Aproveche cada prueba, cada desilusión, cada pérdida, cada dolor para ver un aspecto nuevo del Señor Jesús. 

Lo único que podemos hacer es ir a Él y entrar en Su descanso. 

3. Otra cosa que me habría gustado escuchar es: los cristianos y la gente en general, aun su familia le romperán el corazón. Lo que vivió nuestro Señor es algo que nos toca vivirlo a nosotros. 

A cuántos cristianos han ahorcado a lo largo de la historia, quemados vivos, a Jesús lo fueron apresar con antorchas encendidas y todavía nos estamos ahorcando unos a otros y todavía muchos encienden sus antorchas contra sus propios hermanos en Cristo. 

Muchos serán desleales con nosotros, muchos nos traicionarán aun gente que dice amarnos mucho, y solo así aprenderemos el amor de Dios, el perdón, la paciencia y la tolerancia que solo Jesús puede formar en nuestro corazón. Solo en Él podemos vivir todo esto para no amargarnos y resentirnos. 

4. De lo que usted está seguro ahora, lo cuestionará más adelante. 

En esta vida no podemos dar por sentado nada y mientras más envejecemos, nos damos cuenta que no sabemos nada. A mis 19 años creía saber mucha teología y era una líder muy importante jajajaja. Y hoy me doy cuenta que no sabía nada. Por eso Dios me llevó a la escuela del dolor, a la escuela de Cristo, para desafiar todos mis conocimientos, que al final no eran nada. Así que, mi consejo para usted querido joven que me lee o viejo también, sea humilde, que no sabemos nada. Como dijo el apóstol Pablo, porque en parte conocemos. 

5. Los compromisos que hace a los 20 o 30 serán probados a los 40, y esto incluye el compromiso con el Señor. 

Llegará un momento en la vida, donde nuestra fe será probada como el oro, y preguntaremos si esto vale la pena, si vamos por el camino correcto y mucho más. Pero, el Señor nos insta que no desfallezcamos, que dejemos todo lo que queda atrás y prosigamos a la meta. 

6. Las cosas no siempre son lo que parecen, es decir, el león no siempre es como lo pintan. 

Cuando uno es joven y viejo también, a veces se apresura a sacar conclusiones, sin escuchar ambas partes. Los rumores son los que dañan relaciones, hogares, amistades, incluso entre cristianos. La moneda tiene dos caras, por eso hay que escuchar las dos versiones y no quedarse solo con un lado de la historia y cuando no pueda saber la otra versión por algún motivo, pida al Señor que se lo revele, no juzgue sin saber. 

Esta lección me ha costado aprenderla. Así que, si escucha un rumor de mí, pregúntemelo. 

7. Cuánto más lo use el Señor, más sufrimiento tendrá. 

Este es el camino de Dios y la escuela de Su Espíritu. 

Se necesita mucho quebrantamiento para que el Señor pueda usarnos. Entre más alto lo lleve el Señor más profundo debe cavar. Cuando joven me hablaron de la prosperidad en el ministerio, pero Dios me enseñó todo lo que tiene que hacer para quebrantar a Sus siervos. Cada vez que pongo mi mano en el arado, tiemblo. 

8. Los celos y la envidia causan grandes divisiones y persecuciones. 

Y esto lo he tenido que ver también en la vida de Iglesia. 

Los ataques personales vienen de gente que tiene celos y envidias en su corazón. El ego es una cosa seria y la gente saca a relucir su maldad siempre que su ego es tocado. Los celos y las envidias aparecen cuando el ego no ha sido crucificado. Piense en los celos de Caín, por esto murió Abel. 

9. La transformación es un proceso lento y bien lento. 

Dios sí cambia a las personas y lo hace a Su manera, pero no es de la noche a la mañana. Dura años. Conocimiento no es lo mismo que la experiencia, el conocimiento no transforma a nadie, pero la experiencia diaria con el cincel de Dios, sí. El conocimiento espiritual tarda años en convertirse en conocimiento experiencial. Porque lo que tiene en su mente debe bajar a su corazón y esto no se hace con mover una varita mágica. 

10. Cuando alguien atribuye motivos malvados al corazón de una persona, está revelando lo que hay en sí mismo. 

Y esto sucede con mucha frecuencia. A veces cuando alguien me acusa de algo, yo me pregunto si quizás esa persona no estará más bien hablando de sí mismo, a veces nos convertimos en espejos de otros. 

Cuando vemos intenciones y motivaciones en otros tal vez eso está reflejando lo que hay en el corazón de nosotros. Tener una actitud crítica todo el tiempo, estanca el crecimiento espiritual. 

Trate de no juzgar a otros, si algo no le cuadra, pregúntele a esa persona porqué dijo lo que dijo, porqué hizo lo que hizo o porqué escribió lo que escribió. 

Esto me lo hubieran dicho a los veinte, por eso se lo dejo a usted querido joven o a usted querido adulto si todavía estas cosas le cuestan. 

Adriana Lelión

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