UNA SANIDAD MÁS PROFUNDA Por Joni Eareckson Tada
Hace unos días, mi amigo y hermano en Cristo José María, me envío amablemente este hermoso testimonio. Cuando lo escuché no pude contener mis lágrimas, no solo por lo que el Señor hizo en esta mujer, sino por lo que el Señor está haciendo en mi vida.
Ella habla de su enfermedad como un limón que Dios exprime en su vida, para revelar las cosas ocultas de su corazón.
A muchos de nosotros no nos tocó una enfermedad como la de Joni, para ser un limón que Dios exprime, pero si nos concedieron los dolores del alma, regalos de aflicción dados por nuestro buen Dios para sacar lo peor de nosotros, con el propósito de limpiarnos, sanarnos y tratarnos.
Yo tengo mi propio aguijón puesto por mi gran Dios, porque está exponiendo mi propio corazón, está sacando cada día lo peor de mí, para corregirme y limpiarme; veo como estoy siendo perfeccionada en el amor, el perdón, la paciencia y la misericordia. Son espinas que están ahí y que el Señor permite para demostrarnos cuánto nos ama. Solo los que transitamos en la escuela del dolor y somos esos Lirios entre las espinas, podemos conocer el gran amor de Dios y la fealdad de nuestro corazón.
Aprendí que mientras estemos en al camino de la Resurrección, seremos conducidos a Mara una y otra vez (la experiencia del pueblo del Israel cuando llegó a Mara y no pudieron beber de las aguas porque estaban amargas. El pueblo murmuró contra Moisés y Moisés clamó al Señor; el Señor le mostró un árbol y lo metió en el agua y las aguas se endulzaron; después de esto, dice que el Señor les dio estatutos y derechos, y allí los probó. Y les dijo que Él era el SEÑOR Su sanador. Ver Éxodo 15:25 - 26).
Este árbol es la Cruz de Cristo, y cuando este árbol es echado en nuestras circunstancias amargas y en nuestras vidas, Dios nos expone y nos damos cuenta lo que verdaderamente somos; el Señor saca a la luz los motivos, los deseos y las intenciones de nuestro corazón; ahí nos damos cuenta que debemos ser sanados diariamente, quizás en nuestra mente porque puede estar desordenada; en nuestra voluntad terca y obstinada, para ajustarla; en nuestras emociones que deben ser equilibradas o en nuestra actitud hacia alguien, porque no solo las circunstancias nos amargan, también las personas lo hacen. La Cruz es la única que puede realizar esta bella labor, nos prueba y nos expone de manera letal. Es por esto que el Señor debe obrar Su sanidad en nosotros, aplicando Su Cruz a todo nuestro ser, día a día y momento a momento.
Estas son tres frases de los primeros minutos en el video, que espero los motive a verlo con un corazón abierto. Todos necesitamos ser probados en verdad y experimentar día a día esta sanidad, hasta que todo nuestro ser sea sanado y sometido al Señor, con el fin de poder escuchar Su voz, obedecerlo y guardar Sus estatutos:
- Yo buscaba a Jesús sólo para que mis problemas y mi parálisis fueran solucionados.
- Empecé a buscar por una sanidad mucho más profunda que mi sanidad física ...
- Dios no remueve las dificultades; el las planea y las permite para Sus propósitos, las ordena. Y los problemas y la parálisis se convirtieron en el limón que Él continuamente exprime en mi vida; para revelar toda clase de cosas de las cuales debo arrepentirme: amargura, rencor, egoísmo. No me gusta cuando Dios exprime este limón pero lo necesito ...
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