GOTAS DE LLUVIA - QUE MI GRACIA SEA SUFICIENTE PARA TI Por Adriana Patricia



“Y me ha dicho: Bástate mi gracia…” 2 Corintios 12: 9 

Aquella mañana cuando mis piernas fallaron y no podía moverlas, me senté en el borde de mi cama llorando, tratando de agarrar algo del piso que se me había caído, en ese momento oí la voz del Señor a mi corazón que me dijo: “Que mi Gracia sea suficiente para ti”. 

Días atrás había recibido la noticia que mi columna tendría solo 15 años de vida útil, el médico lo dijo mirando mi resonancia magnética, en ese instante no pude contener mis lágrimas frente a él. Tenía 39 años, haciendo cuentas, a los 54 años iba a estar, según él, en una silla de ruedas. 

Desde niña había dedicado mi vida a Cristo, desde mis diez años comencé en la infancia misionera y la idea de una silla de ruedas era algo impensable para mí, ya había perdido mucho y también iba perder la posibilidad de caminar, de defenderme por mí misma y quizás postrada en una cama. ¿Cómo iba servirle a Cristo lo que me faltara de años desde una silla de ruedas? ¿Cómo iba a hacer si mi madre fallecía? No tenía hijos ni esposo ni hermanos, mucho menos sobrinos. Al otro día de este dictamen médico, mientras me bañaba lloré y oré por misericordia a mi Señor, lo hice allí, para que mi madre no me escuchara. 

Pero cuando mi amado Cristo me dijo “Bástate mi Gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad”, abracé sus palabras en mi corazón, cayeron como agua en una seca temporada. Ahí supe que no importaba lo que pasara, el Señor estaría conmigo siempre, en silla de ruedas o con mi columna perfecta, el Señor me ama y su Gracia es suficiente para mí, podría servirle aun con mi columna chueca, porque Su poder se perfeccionaba en mi debilidad, porque el Señor era suficiente para mí y era la Fuente de poder en mi vida. 

Tres años después recibí la sanidad del Señor en mi columna y aunque a veces me molesta cuando hago un movimiento inadecuado, ya no tengo miedo, porque Cristo es la fuerza dentro de mí, porque todo lo puedo dentro de Él y Él dentro de mí, porque Él me fortalece, Él es la fuerza de mi vida, de mi columna, de mis piernas y de mis rodillas. 

Él siempre será suficiente para nosotros, no importan las circunstancias por las que estemos atravesando, para Él no hay nada difícil, el Señor transforma nuestra debilidad en Su fuerza, Él revierte los diagnósticos e incluso si esos diagnósticos continúan por algún tiempo, Cristo es y será por la eternidad Suficiente para nosotros, porque Él es nuestra vida, es la fuente de nuestra salud, de nuestra salvación. Él es Único para nosotros, no hay nada que pueda reemplazarlo. 

Si dependemos de Su Gracia y nos aferramos a Cristo, encontraremos que en Él lo tenemos Todo, Él nos dará la fuerza para soportar lo que venga, porque el Señor tiene el control de cada situación y todo lo usará para Su Gloria, para Sus propósitos y para nuestro bien. Este problema de la columna fue un duro trato para mí, un aguijón que me enseñó muchas cosas, quebrantó mi vida otro tanto más y me sirvió para conocer en más profundidad al Dios que es Suficiente para mí, me sostuve en Su brazo, cada día veía Su fuerza en mis débiles piernas y el Señor fue mi soporte. 

Que el señor sea suficiente para ustedes queridos hermanos en Cristo, no importan sus circunstancias. Pase lo que pase, aférrese a Cristo. Él es la Fuente Inagotable de su ser. Su Gracia nos sostiene día a día. 

“Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad” 2 Corintios 11:30 

“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion” Salmo 84: 5 - 7

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