PROFUNDO MUY PROFUNDO Por Adriana Patricia
Hace un tiempo alguien me dijo que por qué no escribía de otra cosa, yo le respondí muy amablemente que yo escribía lo que el Espíritu me guiaba y que al Señor le obedecía. No sé lo que el hermano quiere que escriba, pero Dios me libre de escribir algo que no ha nacido del corazón de Dios o para agradar a los hombres endulzando sus oídos o los míos. Cuando usted lea que le estoy hablando bonito a su corazón, por favor, ore por mí, porque he caído de la gracia del Señor. Así que, esto es lo que el Señor ha estado hablando y Él conoce la razón por la cual reitera un asunto.
Comencemos...
En frente de mi apartamento, algunos niños del conjunto hicieron un hueco en la tierra. La verdad, no sé lo que quieren encontrar, pero lo más curioso es que cavan y cavan cada vez más profundo y no se cansan, un poquito un día, al otro día otro poquito y así sucesivamente, espero que no se encuentren con algo desagradable. El Señor muy a menudo utiliza lo que veo en la vida cotidiana para enseñarme algún principio espiritual o para revelarme algo de Él y el Señor usó este trabajo arduo de los niños para enseñarme nuevamente.
Dijo el rey David cuando su pecado fue descubierto y en profundo arrepentimiento lloró al Señor con dolor en su corazón:
“He aquí, tú deseas la verdad en el ser más íntimo, y en la parte oculta [de mi corazón] me harás conocer sabiduría” Salmo 51:6 (Versión AMP).
En las partes íntimas, dice el hebreo, en lo más profundo, así es como Dios excava y excava, va más y más abajo, hasta lo más interno de nuestro corazón, como aquellos niños con la tierra. El Señor se toma el trabajo de ir hasta lo más escondido y recóndito de nuestra vida para arrancar aquello que nos separa de Él y que no le agrada a Su corazón.
Y para hacerlo Dios usa nuestros fracasos, errores y toda clase de dificultades de la vida diaria, porque el Señor no se va a quedar en la superficie con nosotros, Él irá hasta las partes más bajas de nuestra vida para alcanzar Su propósito.
El Señor no recibirá nada que provenga de nuestra vieja naturaleza, nuestra vida natural está destinada a morir y a desaparecer en Sus manos, seremos hechos cenizas en Su altar para alcanzar la madurez en el Señor Jesucristo.
El Señor no permitirá que nada de nosotros sobreviva, todo deberá morir y cuando lleguemos al final de nosotros mismos y de nuestras fuerzas, cuando nos encontremos ante nuestra frágil humanidad, ante nuestros fracasos y errores que causan dolor en el corazón de Dios, ante nuestras fallas y traspasemos el mandamiento del Señor y hagamos lo malo, nos toparemos con la Gracia del Señor, pero el Señor tendrá que ir más adentro, más profundo y cavar hasta encontrar la raíz y arrancarla sin piedad, y allí mostrarnos Su infinita gracia, redención y misericordia con nuestras vidas.
David se desgarró porque vio algo falso en su corazón ante los ojos de Dios, lo que él hizo desagradó enormemente al Señor, pero su pecado comenzó antes de su caída, se hizo el loco con respecto a algo, lo ocultó, lo maquilló, había algo que no era verdadero, hasta que fue expuesto y oró diciendo: “Tú amas la verdad en lo íntimo”.
David llegó al punto de reconocer su impotencia absoluta y su inutilidad, se vio a sí mismo juzgado y dependiendo de la misericordia del Señor, sabía que en la ley de Dios el homicida debería morir irremediablemente:
“Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquier persona, que sufra la muerte”. Levítico 24:17 (Versión del Jubileo 2000).
Qué angustia la de este hombre, qué profunda ansiedad y desespero había en su corazón, solo podía apelar a la misericordia y a la gracia del Señor, por eso gimió y lloró con todo su ser. Cuando pienso en esto, se me revuelve el estómago y pienso en mi frágil humanidad, que Dios tenga misericordia de nosotros y no nos creamos tan perfectos. Necesitamos urgentemente ser salvos de nosotros mismos en la cotidianidad de nuestra vida.
Dios ama la verdad en las partes más íntimas, Dios es el Dios de la verdad, Cristo es la Verdad y Su Espíritu es el Espíritu de la verdad. Cuánta mentira hay en nosotros, cuántas cosas tenemos guardadas en nuestro corazón hasta que nos son reveladas por la Luz de la Vida de Cristo. Podemos mentirle a los demás, podemos decirnos mentiras a nosotros mismos; no obstante, al Señor es imposible. Dios Padre trabaja incesantemente en nuestra vida para tener hijos conformes a la imagen de Su Hijo Jesucristo y va a hacer lo que tenga que hacer para que eso sea así, porque este es Su propósito.
Toda mentira es abominable para el Señor, todo lo falso, todo lo hipócrita es aborrecido por el Señor, porque Él es la Verdad y el enemigo es padre de mentira. Y toda mentira en nosotros es lo que el Señor quiere desarraigar.
David clamó desgarrado:
“Crea en mí un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto y firme dentro de mí” Salmo 51:10 (Versión AMP).
“Mi [único] sacrificio [aceptable] a Dios es un espíritu quebrantado. Un corazón quebrantado y contrito [quebrantado de dolor por el pecado, completamente penitente], tal, oh Dios, no despreciarás”. Salmo 51:17 (Versión AMP).
Hay mucha falsedad en nuestro corazón, muchas máscaras recubren nuestra naturaleza, la adornamos y la maquillamos con maquillaje espiritual y religioso, acallamos la voz interna de Dios con todos nuestros ritos, nuestros ayunos, vigilias y con toda la actividad religiosa. Pero, a Dios no lo engañamos, entonces, ¿qué hace Él? cava profundo, nos desmorona, nos quebranta, nos desnuda y nos confronta, es decir nos rompe.
Cuando Dios termina con nosotros no quedará nada oculto, todo habrá sido arrancado, cada raíz de nuestra vida natural quedará al descubierto y no permanecerá ya nada de nosotros. Hasta que no nos veamos como Dios nos ve, hasta que veamos la inmundicia de nuestra vida natural, hasta que aborrezcamos lo que somos en la vida de Adán, Dios no se detendrá, hasta que veamos nuestras obras como trapos de inmundicia Dios no dejará de ahondar.
Debemos llegar al punto de odiar lo falso que hay en nosotros, como Dios lo odia, debemos llegar al punto de decir como David, yo amo lo que tú amas Señor y tú amas la verdad en lo íntimo. Si estamos parados frente a la Luz del Señor, nada quedará oculto y esto nos librará de engañarnos a nosotros mismos.
“Señor abre nuestros ojos e ilumina todo punto ciego de nosotros, que nos veamos como tú nos ves, que aprendamos a juzgar los asuntos de nuestra vida como tú los juzgas sin minimizarlos, ábrenos los ojos y líbranos de ser engañados por nosotros mismos. Que aborrezcamos la falsedad de nuestro corazón, tanto como tú la aborreces y seamos librados de ella por la obra de tu Santo Espíritu”. Amén.
La luz del Señor es necesaria para no aparentar lo que no somos, ni para parecer lo que no es verdad, para no decir cosas que no son ciertas y que no vivimos en lo profundo de nuestro corazón.
“Y procediendo, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo…” Hechos 9:3 (Versión Jubileo 2000).
Qué Gloriosa Luz la que iluminó la oscuridad de un religioso consumado, que esta misma Luz nos ilumine día tras día.
Somos muy hábiles en ocultar nuestro verdadero yo, camuflamos muy bien lo que somos en Adán, porque nuestra naturaleza es muy perspicaz y a veces se oculta tras un velo de amabilidad, aparente prudencia, con algo de timidez y de reserva, pero dentro se esconde el monstruo de las cavernas. A veces se oculta tras la condescendencia y la aprobación callada, pero por dentro hay una furia interior, y entonces el yo se vuelve religioso para ocultar su verdadero rostro, como en aquella película “un día de furia”, en que el protagonista no aguanta más, se quita su máscara y comienza a matar a todo el mundo.
Otras veces se disfraza de falsa humildad, pero por debajo hay una arrogancia inconmovible en el corazón. Otras veces se pone el vestido de falsa diplomacia, pero quizás detrás de eso se esconde el miedo y la cobardía por no querer enfrentar lo que debe ser enfrentado. En otros momentos el yo se disfraza de franqueza y sinceridad, pero detrás de bambalinas se esconde la tiranía y una profunda falta de compasión hacia los demás. Otras veces se encubre detrás de una falsa honestidad y de aparente perfección, pero la realidad es otra, todo es una mentira.
Como aquella fábula en que la mentira y la verdad se encuentran. La mentira hace que la verdad se meta al lago con ella, y cuando la verdad está desnuda, la mentira sale y se pone su ropa.
La vida natural tiene muchas fachadas y las encubre detrás de la religiosidad y la falsa espiritualidad. Ay hermanos si fuéramos totalmente sinceros ante el Señor, el Señor podría desnudarnos y revelarnos la verdad de nuestro corazón, para tratar con esas zorras pequeñas de nuestra vida que están dañando el fruto de Él. Tenga en cuenta que estoy hablando a los creyentes en Cristo, no a los inconversos, así que, no piense en su vecino o en su familiar inconverso, pensemos en cada uno de nosotros.
David ocultaba una confianza en sí mismo y una concupiscencia muy guardada en su corazón, hasta que tuvo que ser expuesto y de qué manera, y cuánto le costó. Que el Señor haga esta labor en nosotros, antes de que esto oculto haga estragos en nuestra vida espiritual y perdamos nuestra comunión con el Señor y más allá perdamos nuestra herencia.
Cuando la Luz del Señor ilumina todo esto, las máscaras son arrancadas. Cuando el Señor saca a la luz eso que está escondido con sumo cuidado en nuestro ser, ahí comienza el Señor a tratar con nosotros querido hermano.
Mis hermanos hay tanto que el Señor debe sacar a la luz, porque el Señor ama la verdad en lo íntimo. Este es un trabajo del Señor de toda la vida y entre más nos acercamos a su Luz, más vemos nuestra oscuridad y los tratos de Dios se ponen más intensos. Él va excavando de a poquitos, como aquellos niños, el Señor va alargando la cuerda, hasta que de un momento otro tira de la cuerda y nos confronta y expone lo que somos.
El Señor se va volviendo más y más minucioso en Su búsqueda interna, y entre más nos acercamos al final de nuestra vida y al final de esta era, más duros se vuelven los tratos de Dios para sacar lo falso e hipócrita de nuestras vidas.
Dios es bueno y fiel, pero es fuego consumidor y no va dejar pasar por alto nada. Dios juzga las cosas muy diferente a nosotros, Él las ve muy diferentes a nosotros, tenemos que llegar al punto de juzgar y ver las cosas como Dios las ve y las juzga, sin términos medios, sin tibieza y sin minimizarlas o excusarlas. Ay hermanos que el Señor nos ayude a no minimizarlas o excusarnos de algo que ante Él no tiene excusa.
Lo que piensa el Señor es lo que debe importarnos, no la norma del mundo, nuestra prioridad es buscar al Señor acerca de los que piensa de nosotros o de tal asunto, debemos agradar al Señor y buscar Su aprobación, no la nuestra ni la de los hombres.
Razonando con nuestra mente carnal no vamos a avanzar ni a llegar a ningún lado, es por la revelación interior de Su Espíritu, por la revelación de Cristo a nuestro corazón. El Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad, porque Él es la verdad. Es la obra de Su Espíritu conformarnos a la imagen del Señor Jesucristo, transformándonos desde lo más interno de nuestras vidas.
“Pero cuando viniere aquel Espíritu de Verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir” Juan 16: 13 (Versión Jubileo 2000).
El Señor va a cavar muy profundo y va a arrancar todo lo falso y toda la vida natural, cueste lo que cueste, todo será derrumbado y expuesto por la Luz del Señor.
No sé lo que encontrarán o lo que quieren encontrar estos chiquillos en su excavación, pero anhelo que el Señor encuentre lo que deba arrancar en mi vida, quiera el Señor que usted también lo desee y cuando eso suceda nada de nosotros quedará en pie, porque será removido todo lo que sea removible en nuestras vidas. Este es un trabajo muy duro, pero hecho por un Dios que nos ama con amor eterno y lo hace porque somos Sus Hijos. (Proverbios 3: 11 – 12 y Hebreos 12: 6 -8).
“Eso significa que toda la creación será agitada y removida, para que solo permanezcan las cosas inconmovibles”. Hebreos 12:27 (Versión NTV).
CONTINUARÁ…
Mientra leía,recordaba las palabra del Señor Jesus cuando dijo;porque cualquiera que quisiere salvar su vida,la perdera,y cualquiera que perdiere su vida por causa de mi,la hallara. Si uno desea la vida del señor, no hay otro camino, todo tiene que ser puesto en el altar. Asi es.
ResponderEliminarAmén, así es Andresito, no hay otro camino. El Señor tiene deshacer todo lo nuestro, para darle lugar exclusivamente a la vida de Cristo. El Señor divide lo que somos en nuestra naturaleza caída y lo que es de Cristo. El yo no va ser reformado, será mutilado para dar lugar a la vida de Cristo. Nada de nosotros, todo de Él.
EliminarUn abrazo.
El señor Jesucristo Es NUESTRA LUZ Y NUESTRA SALVACION que cada día honde profundo en nuestro ser y seamos despojados del viejo hombre o mujer viciados y SU LUZ (su Poderosa Palabra) siga guiando nuestros pasos y nuestra vida hacia EL.
ResponderEliminarAmén, que Dios envíe cada día a nuestras vidas Su luz y Su verdad.
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