COMO OFRENDA PARA ÉL Por Adriana Patricia


Hoy fue uno de esos días de crisis. Hace unos años,  leí en el blog de Michael un artículo llamado "OTROS PUEDEN, PERO USTED NO"
 por G. D. Watson y mientras leía un artículo de una hermana de Carolina del Norte, llamada Becky, recordé estas palabras en medio de mi crisis existencial, por así decirlo.

Lo saqué de mi gaveta y lo volví a leer, y recordé el camino que voluntariamente había escogido, a pesar del costo. El Señor me hizo un llamado y yo lo acepté: "...y el que no toma su madero, y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará" Mateo 10: 38 - 39.

Quiero compartir este artículo para aquellos, que como yo, a veces experimentan crisis en su caminar con el Señor. 

Este artículo lleno de marcas y escritos  en  el margen de la hoja, me confronta y me recuerda el camino que elegí y por el cual el Señor me está llevando a Su Eterno Propósito, como decía mi abuela, que en paz descanse: "Mija, el que quiere marrones, aguanta tirones", solo que a veces esos tirones de Dios, duelen mucho. 

"Si Dios lo ha llamado para ser verdaderamente como Jesús completamente en espíritu, El lo va a llevar a una vida de crucifixión y humildad. El le va a exigir tanta obediencia, que no le va a permitir seguir a otros cristianos. De muchas formas, va a ver que El deja hacer a otras buenas personas, cosas que a usted no le va a dejar hacer.

Otros que parecen ser muy religiosos y útiles pueden esforzarse a sí mismos, estirar las cuerdas y esquemas para llevar a cabo sus planes, pero usted no. Si lo intenta, se encontrará con tal fracaso y reprensión de parte del Señor, de manera a que termine profundamente arrepentido.

Otros pueden jactarse acerca de ellos mismos, de su trabajo, de sus éxitos, de sus escritos, pero el Espíritu Santo no le permitirá a usted hacer ninguna de estas cosas. Si usted empieza a hacer eso, El lo guiará a tal punto de arrepentimiento que lo hará odiarse a sí mismo y a todas sus buenas obras.

A otros se le permitirá tener éxito en hacer grandes sumas de dinero, o que reciban una herencia o legado, o el tener lujos, pero a usted Dios solo lo va a suplir para el día a día, porque El quiere que usted tenga algo mucho mejor que el oro: una absoluta dependencia de El y de sus tesoros invisibles. 

El Señor puede dejar que otros reciban honores y sean puestos al frente, mientras lo tiene a usted escondido y en oscuridad, porque quiere producir un fruto escogido y fragante de su gloria venidera, la cual solo puede ser producida en la sombra.

Dios puede dejar que otros sean grandes, y dejarlo a usted pequeño. Dejará a otros que hagan un trabajo para El y que reciban el crédito, pero hará que usted trabaje y sude sin que se sepa cuánto usted está haciendo. Entonces, para hacer su trabajo aun más precioso, El dejará que otros reciban el crédito de lo que usted ha hecho; esto es para enseñarle el mensaje de la Cruz y humildad, y algo del valor del ser revestido con Su naturaleza. El Espíritu Santo pondrá sobre usted una estricta vigilancia, y con un amor celoso lo reprenderá por sus palabras sin sentido y sus vanos sentimientos, o por perder su tiempo con otros cristianos a quienes nunca se los ve preocupados por las cosas de Dios.

Así que acepte de una buena vez que Dios es un Soberano infinito y que tiene el derecho de hacer lo que plazca con los suyos, y que puede que no le explique miles de cosas las cuales pueden confundir su razonamiento en Sus tratos con usted. Dios le tomará la palabra; si usted se entrega absolutamente para ser Su esclavo, El lo envolverá en un celoso amor y dejará a otras personas decir y hacer muchas cosas que a usted no. Acepte esto por siempre: usted deberá tratar directamente con el Espíritu Santo, El tiene el privilegio de atar su lengua o encadenar sus manos o cerrar sus ojos en cosas en las que otros tienen completa libertad de moverse. Pero, sepa este gran secreto del Reino: Cuando se está tan completamente en las manos del Dios Viviente, entonces usted estará - en lo secreto de su corazón - contento y deleitándose sobre esta supervisión y vigilancia peculiar, personal, privada, y celosa del Espíritu Santo sobre su vida. Entonces usted habrá encontrado la entrada al cielo: el supremo llamamiento de Dios.

¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de antorchas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados. (Isaías 50:10-11)" Por G. D. Watson. 

El Señor es experto en sacarnos de nuestra comodidad, a Él le gusta complicarnos la vida, para exponer nuestro corazón y tratar con nuestra vida natural.  Mi carne es expuesta ante los tirones de Dios, mientras Él va formando a Su Hijo cada vez más en mí, y en medio de mis refunfuñes y mis berrinches le digo: "no mi voluntad, sino la tuya, quiero escucharte y aprender de ti, que eres manso y humilde de corazón". Qué poco nos parecemos a Cristo, por eso la labor de Su Espíritu es tan necesaria en nuestro caminar con Él. 

Estas palabras que se dijeron hace muchos años, cobran vida en medio de las múltiples circunstancias de la vida que se presentan diariamente y con las cuales tenemos que luchar en las fuerzas de Él, porque en las nuestras, realmente nos apabullarían. 

Sin Cristo no somos nada. Él NO nos va a quitar estas circunstancias porque sabe que son  necesarias para formar el carácter de nuestro Señor Jesucristo en nosotros. Siempre nos dará tirones para formar a nuestro Señor Jesús dentro de nosotros, pero Él nos provee Su fuerza y Su poder para sobrevivir a los desafíos que cada día se nos presentan. Dios es bueno y fiel y está ahí para nosotros, tenemos todo lo que es Cristo para vivir un día a la vez, Su fe es nuestra ahora para perseverar y tomar nuevamente aire y seguir adelante. 

Dijo Austin Sparks:

" ...El Señor Jesús tuvo mucha fortaleza a partir del conocimiento del propósito con el que Su vida estaba ligada. No cabe duda de que nosotros también deberíamos obtener la fortaleza de ese sentido de propósito, de la consciencia de la vocación divina que es nuestra. Esta es la razón por la que el enemigo siempre trata de desanimarnos. Él busca levantar preguntas y dudas en nuestros corazones, en cuanto al logro del objetivo, diciéndonos que nuestra labor es en vano. Si él logra robarnos ese sentido de propósito de nuestra vida, si logra que tengamos dudas con respecto a nuestro testimonio, nuestra obra o al valor del sufrimiento por el que tenemos que atravesar, perderemos nuestra fuerza y él tendrá el sartén por el mango.

Jesucristo se mantuvo en la fortaleza de Dios a través de todo el camino, porque estaba dominado por el sentido de Su misión, porque mantenía firme Su propósito. Si nosotros nos aferramos al propósito de nuestra vida, si nos mantenemos en la perspectiva de nuestro llamado celestial, también mantendremos nuestra fortaleza. Pero si tratamos de cumplir alguna ambición por nuestra propia cuenta, si nos dedicamos a realizar nuestros propios programas, si mantenemos algún movimiento en marcha, no habrá recursos divinos disponibles para nosotros. A fin de ser mantenidos en la fortaleza es esencial que sepamos que estamos en el propósito de Dios. Nuestro servicio debe ser siempre el resultado del propósito divino. Es de suma importancia para nosotros comprender que tenemos un lugar en el plan de Dios. Tenemos que negarnos a nosotros mismos; en el propósito de Dios no hay espacio para intereses personales. “A los que aman a Dios”, aquellos cuyos corazones están ocupados con Dios y el cumplimiento de Su propósito, “todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados”. Esta es una declaración clara de que los creyentes son llamados a un propósito divino. Nosotros tenemos que saber tan claramente como lo supo Jesús, que estamos en el propósito de Dios.

Pablo habla repetidamente es sus cartas de aquellos que son llamados “de acuerdo a Su propósito”. En Efesios 3:10-11 una de esas declaraciones: “...para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor”. Nosotros podríamos pensar que esto es para algún momento en el futuro, pero claramente dice “ahora”. Dios está haciendo algo en Su iglesia ahora, que es mostrado a los principados y potestades. Nosotros estamos rodeados por inteligencias invisibles que están viendo el trato de Dios con nosotros. Están viendo las experiencias por las que tenemos que atravesar, las cuales están ligadas al eterno propósito de Dios.

¿Cuál es ese propósito? Que seamos conformados a la imagen de Su Hijo. En Jeremías 18:2-3 leemos: “Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda”. Los principados y las potestades tienen que, por así decirlo, ir a la puerta del alfarero y ver. ¿Qué es esa vasija en las manos del alfarero? Es la iglesia; pero el Alfarero celestial no está satisfecho con Su vasija, tiene que quebrarla y formar una nueva.

Ahora el barro está en la rueda, tienen que haber toda clase de tratos y trabajos divinos, y estas inteligencias invisibles están viendo cómo el Alfarero nos está formando. Nosotros somos ese barro y algunas veces sentimos la presión y los cortes de las manos del Alfarero mientras conforma Su iglesia. No obstante, todas nuestras pruebas y nuestros sufrimientos, toda nuestra perplejidad son sólo la manera en que Dios nos está llevando a la meta. Todos Sus tratos tienen efecto sobre nosotros y logran un cambio en nosotros. Entre tanto, todas estas altas inteligencias ven y se maravillan ante la sabiduría de Dios de cómo Cristo está siendo formado en nosotros más y más... " Extraído de La Fortaleza Secreta del Propósito Divino"

Cuando leí este artículo, me llegó a la memoria esta bella canción y la canté a todo pulmón, cuando contemplé a mi Cristo en vez de seguir observando mi miserable yo. 

Ahí les dejo el link: 



Su hermana en Cristo,

Adriana Patricia.

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