SU GRACIA EN MÍ Por Adriana Patricia
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia;
porque (mi) potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me
gloriaré de mis flaquezas, para que habite en mí la potencia de Cristo” 2
Corintios 12:9 (Versión JBS 2000)
Los
años que acabo de cumplir suman nueve veces cinco (cinco es el número que tiene
que ver con la Gracia de Cristo). Y realmente si no fuera por Su infinita
Gracia no hubiera llegado hasta aquí. No sé cuánto me falte sobre esta tierra,
pero estoy segura que solo en la Gracia de Él podré continuar lo que quede y
podré vivir la vida que el Señor me ha dado a vivir, Su vida y no la mía.
Lamentablemente
muchos de esos años de vida, se gastaron en desobediencia al Señor y en vivir
bajo el yugo de mi carne y no bajo el yugo de Cristo. Pero, cuando miro hacia atrás veo Su obra
redentora en mi vida, Su paciencia, Su amor, Su disciplina y Su inmerecida
misericordia para conmigo. Espero transmitirles lo que el Señor ha sido para mí
en todos estos años y que ustedes puedan ver solamente la obra de Cristo y no a
la autora de este blog.
En mi muerte, Él es mi Vida de Resurrección
En mi pecado, Él es mi Redentor
En mi injusticia, Él es mi Justicia
En mi rebelión, Él es mi Salvación
En mi soledad, Él es mi Compañía
En mi tristeza, Él es mi Alegría
En mi viudez, Él es mi Esposo, mi Hacedor
En mi soltería, Él es el Novio de mi corazón, el Amado de mi alma
En mi esterilidad, Él es mejor que diez hijos
En la ausencia de mi padre terrenal, Él es mi Padre Celestial
En la ausencia de hermanos de sangre, Él es mi Hermano mayor
En las desilusiones de la vida, Él ha sido mi Satisfacción
Por cada falta de amistad, Él es mi Amigo Fiel, mi Confidente
Por cada fracaso en mi vida, Él es mi Nuevo Comienzo
Por cada traición, Él es el Único Fiel
Por cada traición, Él es el Único Fiel
Por cada herida, Él es el Ungüento que las sana
Por cada forma de abuso, Él fue mi Restaurador
Por cada peligro, Él es mi Protector
En mis tinieblas, Él es mi Luz
En mis temores, Él es mi Seguridad
Por cada desobediencia, Él es mi Corrección, mi Disciplina
Por cada confusión en mi vida, Él ha sido mi Guía, mi Reposo
Por cada tragedia, Él es mi Ayudador
Por cada agravio, Él es mi Defensor
Por cada ataque del enemigo, Él es mi Escudo
En las tormentas, Él es mi ancla, mi puerto seguro donde llegar
En mis dilemas, Él es mi Verdad
En el frío, Él es el Sol que me calienta
En cada desierto, Él es la Fuente de Agua que quita mi sed
En mi hambre, Él es mi Pan
En las tribulaciones, Él es mi Sustentador, mi Refugio
Por cada duda, Él es mi Fe, mi Respuesta
En mi ignorancia, Él es mi Sabiduría
Por cada odio, Él es el Amor en mí para perdonar
En mis enfermedades, Él es mi Salud
En mi escasez, Él es mi Riqueza
Por cada forma de esclavitud, Él ha sido mi Libertad
En la búsqueda de identidad, Él se convirtió en mi Identidad
En la búsqueda de mentores, Él se convirtió en mi Pastor y mi Maestro
Por cada laberinto en mi vida, Él es mi Camino y mi Guía
Por cada dolor de mi corazón, Él es mi Consolador
Por cada recuerdo de mi pasado que me ha atormentado, Él ha sido mi Paz
En mi necesidad, Él es mi Provisión
En mi desmotivación, Él es el Motivo para seguir
En el silencio de mi corazón, Él es mi Anhelo constante
En mi debilidad, Él es la Fuerza de mi vida
Esto
ha sido real en la experiencia de mi vida y ha sido grabado en mi corazón, sin
embargo, todavía me falta conocer mucho más de Él, Su Espíritu seguirá
revelándome más y más a Cristo, y en la eternidad podremos descubrir mucho más de
Su corazón.
Este
ha sido y seguirá siendo un camino muy estrecho y doloroso por el costo, un
camino difícil no por nuestro Cristo sino por nuestra carne. No obstante, el
Señor Jesús es novedad de Vida a cada paso, Él es la fuerza de nuestra
existencia y por Su Vida resucitada podremos vivir cada día hasta Su venida o
hasta nuestra muerte. Yo anhelo de todo corazón que cada uno de ustedes pueda
conocer al Señor Jesús de manera íntima, que cada uno le permita a Su Espíritu
revelar y forjar a Cristo día a día en el interior de sus corazones y esta es
mi oración. El Señor estará con nosotros hasta el fin de los siglos, no nos
abandonará ni nos dejará, aunque esta tierra sea estremecida. Paso a paso, poco
a poco seremos transformados a la imagen de nuestro Señor Jesucristo, todas las
cosas nos ayudan a bien conforme a Sus propósitos, que no son de acuerdo a
nuestra mente o voluntad carnal, Su voluntad es buena, agradable y perfecta.
“Amado
Señor te damos infinitas gracias por tu gran amor derramado en nuestras vidas y
demostrado hasta tu último aliento en esa cruz, gracias por toda tu
misericordia inmerecida y por tu infinita paciencia con nosotros, sabemos que
eres fuego consumidor, pero que por tu bondad no hemos sido consumidos, porque
anhelas con todo tu corazón revelarte a nosotros en la Vida de tu Hijo y
llevarnos a ser conformes a Su imagen. Gracias Padre te damos en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo quien vive y reina por los siglos, amén”.
El amor constante del Señor nunca cesa; sus misericordias nunca llegan a su fin; son nuevas cada mañana; grande es tu fidelidad. "El Señor es mi porción", dice mi alma, "Por eso esperaré en él". Lamentaciones 3: 22 – 24 (Versión ESV).
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