EL MOTIVO DE NUESTRA EXISTENCIA Por Adriana Patricia
“Y le fue dado el libro del profeta Isaías; y cuando abrió el
libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor es sobre mí,
por cuanto me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado
para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos
libertad, y a los ciegos; para poner el libertad a los quebrantados; para
pregonar el año agradable al Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro y
se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijo en él. Y comenzó a
decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos” Lucas 4: 17 - 21.
En la noche de ayer, en
un programa de investigación periodística de mi país, vi un capítulo que me
dejó consternada, el suicidio de una niña de tan solo 17 años.
Quedé muy triste y hoy
cuando abrí mis ojos en la mañana, solo pude orar por estos atribulados padres,
porque no solo están lidiando con el dolor de la pérdida y la ausencia, sino
con el hecho de que su hija tomó la decisión de acabar con su vida.
Cuando comencé a orar,
el Señor me recordaba este precioso pasaje de Las Escrituras en Lucas 4, pero a
su vez me recordaba una etapa muy dura de mi niñez, cuando comencé a
experimentar lo mismo que esta preciosa niña, sentía que la vida no tenía sentido,
una fuerte depresión apareció en mi vida sin saber la razón en ese momento y el
deseo de acabar con mi vida llegaba a mi mente. Y no es fácil contar esta parte
de mi vida, solo el Señor quiso que lo hiciera.
Hoy solo podía llorar
dando gracias al Señor al recordar como el Señor llegó a mi vida para romper
mis cadenas de opresión y llenar mi corazón, pero lloraba por esta pequeña y
por todos esos niños, jóvenes y adultos que están viviendo esta misma soledad y
depresión en sus vidas en estos momentos, en el mundo entero.
Mi Biblia dice esto y yo
lo creo y lo vi realizado en mí, se hizo realidad palmo a palmo en mi vida.
Este artículo no es para
explicar científicamente que tal vez la depresión es una enfermedad, porque es
hereditaria y porque los niveles de serotonina están bajos ni voy a referirme a
las posibles causas espirituales que están detrás de esto.
Voy a mostrar mi testimonio
de como un Jesús vivo y reinante en mi corazón hizo lo que nadie más puede
hacer en el corazón del ser humano. Porque no existe medicina ni religión ni
nada que pueda hacer lo que Cristo logró hacer en la Cruz del Calvario.
En ese madero donde fue colgado
mi Señor, llevó mi dolor, mi soledad, mi depresión y el vacío de mi alma. En
esa cruz fue destruida la maldición y yo recibí la libertad para amarle, seguirle
y obedecerle de todo corazón, si dejo que Él siembre Su vida en mi corazón y que
esa semilla pueda crecer y brotar en una Nueva Vida en mí, una Vida que no es
la recibida de Adán al momento de nacer, sino la vida de Cristo, que murió y
resucitó por mí.
En ese madero el Señor despojó
a los principados y potestades, Cristo fue hecho maldición por mí, para que hoy
pueda ser libre. “Rayendo la cédula de los decretos que nos era contraria, que era
contra nosotros, quitándola de en medio y clavándola en el madero; y despojando
los principados y las potestades, sacándolos a vergüenza en público, confiadamente
triunfando de ellos en él”, Colosenses 2: 14 - 15.
El ser humano fue creado
por el Señor. El Salmo 139: 13-16 dice “Porque tú poseíste mis riñones; me
cubriste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque me formaste de una
manera formidable y maravillosa; y esto mi alma conoce en gran manera. No fue
encubierto mi cuerpo de ti, aunque yo fui hecho en secreto, y entretejido en lo
profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi cuerpo aun imperfecto, y en tu libro
todos mis miembros estaban escritos, que fueron luego formados, sin faltar uno
de ellos”. Cada parte de nosotros fue formado en el taller de
Dios, nada faltó, nada sobró, todo fue bellamente elaborado por nuestro amado
Creador.
Él nos amó antes de la
fundación del mundo “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos
santos y sin mancha delante de él en caridad”, Efesios 1: 4.
Nos amó con amor eterno,
con ese amor sacrificial que lo entrega todo “El SEÑOR se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con
amor te he amado; por tanto te soporté con misericordia” Jeremías 31: 3.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna” Juan 3:16.
Dios me amó a mí y a ti,
con un amor más grande que Su trono, un amor que llena, un amor que consuela,
un amor que interrumpe nuestra soledad, nuestra tristeza y nuestra depresión.
“Y ahora, así dice el SEÑOR Creador tuyo, oh Jacob, y Formador
tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; yo te puse nombre, mío eres tú”
Isaías 43: 1.
Fuimos creados para Él,
y cada uno de nosotros tiene un vacío en el alma que solo puede ser llenado por
nuestro Salvador y Señor, por el Padre Eterno, nada ni nadie puede llenar ese vacío.
Escribió C.S Lewis en su bello libro “El problema del dolor”: “Su alma tiene una forma curiosa, porque es un
hueco hecho para calzar con una determinada protuberancia de los contornos
infinitos de la substancia divina, o una llave para abrir una de las puertas en
la casa de muchas moradas”.
Ese hueco que tiene su
alma querido lector solo puede ser llenado por Jesús.
Esta hermosa Palabra en Lucas
4 dice “Hoy se ha cumplido esta
Escritura”, HOY es el día que el Señor da libertad a los quebrantados de
corazón, porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y da vida en cada milésima
de segundo de nuestra vida. Lo que fue ayer, lo es también hoy, y hoy es el día
que hizo el Señor para libertar nuestras almas abatidas, para llenarnos de
motivos para vivir, porque nuestro motivo solo puede ser Él, cuando todos los
motivos a nuestro alrededor se han esfumando, Él llega para saciar el alma del
que sufre, para sanar nuestras almas y liberarnos de la prisión de la tristeza,
de la soledad o de la depresión.
Fuimos creados para
estar satisfechos única y exclusivamente en Él, muchos de los que deciden
acabar con su vida lo tienen todo y la gente se pregunta la razón de su muerte,
si lo tenían todo; lo tenían todo, MENOS A ÉL, porque cuando lo tenemos a Él no
nos falta nada; pero no juzgo a aquellos
que se fueron de esta manera, porque no soy quien para hacerlo, pero solo
quiero decirles aquellos que están pasando por esta prisión, que hay ALGUIEN
que nos ama, que nos da un motivo para vivir, que ilumina nuestra vida con su
Luz, que llevó en esa Cruz la depresión y la soledad, porque Jesús experimentó
todo eso mientras estaba colgado en ese Madero y nos hizo libres por Su muerte
y Resurrección, solo tenemos que recibir lo que Él nos dejó y experimentarlo personalmente,
y dejar que Él siembre Su vida en nosotros.
Yo lo hice, porque si no
hubiese sido así, hoy solo sería un recuerdo doloroso en la memoria de mi amada
familia.
Decía C.S Lewis: “Pero Dios le parecerá a cada alma como su primer
amor, porque Él es su primer amor. Su lugar en el cielo parecerá estar hecho
para usted, y sólo para usted, porque usted fue hecho para Él —hecho para Él,
puntada a puntada, como un guante a la mano”.
Jesucristo es el Camino,
la Verdad y la Vida (Juan 14:6), es el amor de Dios hecho carne. Él vino a
juzgar nuestra carne, pero a salvar nuestra alma de la prisión. Vino a darnos
Vida Nueva. Fuimos creados para Dios y para que el vacío de nuestra alma sea
llenado por Él.
Cuando quería quitarme
la vida siendo tan niña, no comprendía el Gran Amor de Cristo por mí, hasta que
Él se reveló a mi vida de una forma grandiosa, como solo Él lo sabe hacer. Cuando
leí acerca de Abraham en Génesis 17, el Señor se reveló a mi vida como El Shaddai,
que significa en hebreo “Dios Todopoderoso” pero también “el Dios que es más que
suficiente”. Porque el Señor es Todopoderoso para deshacer las obras del
diablo, para deshacer nuestra carne y darnos una nueva vida, una nueva naturaleza
y para llenar el vacío de nuestra alma, llevarnos de las tinieblas a Su luz, a
la Luz de su Gloriosa Libertad (1 Pedro 2:9).
Dice el Salmo 91: 1 – 2 “El que habita en el escondedero del Altísimo,
morará bajo la sombra del Omnipotente. Dirá al SEÑOR: Esperanza mía, y castillo
mío; mi Dios, me aseguraré en él”.
Que el Señor sea nuestra
Esperanza, estar bajo la sombra de sus alas es estar bajo Su vida y bajo Su
vida nada podrá hacernos daño, solo refugiados en el abrigo de Cristo podremos encontrar
la libertad para nuestras almas, el vacío podrá ser llenado y seremos libres de
todo lo que nos ata, solo Él es nuestra salvación, solo Él puede satisfacer el
alma. Dejemos que Él sea más que
suficiente y el motivo de nuestra existencia.
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