EN LA ESCUELA DEL DOLOR Por Adriana Patricia
Hace exactamente seis años pasé por un gran desierto. Y este libro nació de esa experiencia. El dolor fue mi maestro y me enseñó grandes lecciones que quise plasmarlas. Esta experiencia trituró mi vida como nunca antes y encontré las profundidades de mi Cristo en todo ese valle de dolor.
Este libro es un bello tutor para aquellos que están siendo matriculados por el Señor en la escuela del dolor. La vida nunca volverá a ser la misma después de pasar por esta escuela, quedarán rastros de lo que un día fue y no será más. Sin embargo, Dios es experto en abrir caminos en el desierto y ríos en la soledad.
Aquí un extracto:
El dolor es necesario en los hijos de Dios, hace parte de los Caminos del Señor, es un entrenamiento muy difícil en su Escuela, es la manera como Dios nos muestra sus realidades Espirituales. La abundancia y la prosperidad endurecen el corazón, nuestro viejo hombre nunca querrá aceptar el bello camino del dolor. En la última Cena, Jesús le habló a sus discípulos que debían tomar de su copa. La copa representa el sufrimiento que debemos pasar como creyentes, por eso Jesús en el Getsemaní dijo: “Padre, pasa de mi esta copa”. Getsemaní significa “prensa de aceite”, las olivas tienen que ser trituradas para producir el aceite, solo los que son desmenuzados pueden destilar la unción.Los sufrimientos son como depósitos en el cielo. Nadie es salvo por medio del sufrimiento, puesto que Jesús ya sufrió por nuestra salvación; sin embargo, sí es necesario caminar la senda de Jesús, llevar el madero, negarnos a nosotros mismos y seguirle. Es permitirle vaciarnos de nosotros mismos, es caer en tierra y morir a nuestra propia vida, como lo hizo nuestro Salvador, nada nuestro sobrevivirá al desierto.
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