EL NUEVO ÉXODO Por Michael Clark, George Davis y Douglas Weaver
CAPÍTULO 10
PRIMERA PARTE
Fuera de la Casa
PRIMERA PARTE
Fuera de la Casa
Últimamente el Señor nos ha estado diciendo que salgamos y nos unamos a Él entre la gente sin iglesia del mundo. Fuimos a Casper, Wyoming, el mes pasado y ministramos a la gente de la calle y los pobres de esa ciudad. Recientemente fuimos a Missoula, Montana, y nos encontramos con un amado hermano en Cristo que trabaja entre los jóvenes americanos nativos en prisión de ese estado. Se llama Bud Heringer. Esa visita ha cambiado nuestras vidas.
Bud nos estaba compartiendo como ha encontrado la presencia del Señor entre los ochlas, las multitudes marginadas. Cuando sirve a estas personas rechazadas de nuestra sociedad, siente la presencia del Señor y conoce la provisión del Señor cuando Le obedece y es una voz y manos para Jesús… el mismo que dijo, “Cuando estaba hambriento, me distéis de
comer, cuando tuve sed, me distéis de beber, cuando estaba enfermo o en la cárcel, me visitasteis, cuando estaba desnudo, me vestisteis… lo que hicisteis al menor de estos pequeñitos, a Mí lo hicisteis.” ¡Jesús estaba entre los ochlas hace dos mil años y sigue ahí hoy!
Hay muchos pasajes sobre Jesús y las multitudes en los evangelios, pero éste es el pasaje al que me guió el Señor cuando regresamos de nuestro viaje a Montana:
“Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.” (Mateo 13:1‐2)
Los que tienen el corazón de Cristo van a ser hallados fuera de la casa, entre las multitudes. La palabra traducida por multitudes en Mateo 13:2 es:
Oclov ochlos {okh´los}
1) Una muchedumbre
1 a) Una agrupación fortuita de personas
1 a 1) Una multitud de hombres que se han agrupado en algún lugar.
1 a 2) Una multitud
1 b) Una muchedumbre
1 b 1) La gente corriente, en contraste con los gobernadores y los líderes
1 b 2) con desprecio: la multitud ignorante, el populacho
1 b 2) una muchedumbre
1 c 1) Las multitudes, parece denotar tropas congregadas sin ninguna clase de orden.
¿Quieres sentir la presencia de Jesús? Ahí es donde lo vas a encontrar, no en el monte santo ni en los templos del sistema caído de la iglesia de hoy día. ¡Él está TODAVÍA entre la gente corriente! La Iglesia todavía está sujeta junto a la playa, en los parques o en las tabernas (¡Dios no lo quiera!). Lo encontrarás donde esté esa oveja perdida, no con las noventa y nueve, guardadas con toda seguridad en el albergue de algún pastor. Él está con la gente corriente que sabe que es pecadora y que tienen necesidad de Él. Jesús nunca atacó a las rameras, pecadores, cobradores de impuestos o las masas. Pero si tuvo palabras muy duras para la élite religiosa que deseaba gobernar sobre ellos.
Hace unos días, salimos de nuevo de la casa y nos sentamos junto al mar de los sin iglesia. Nos llevó a dos cafeterías, nos sentamos, y esperamos que Él nos diera las citas divinas, cosa que Él hizo. Estaba Craig, de Indiana, que se encontraba en sirviendo a su madre moribunda. Nosotros éramos sus amigos. También estaba Tyler, que fue todo oídos cuando el Señor puso a George a contarle que el Reino de Dios no era una religión, sino una familia en la que Dios era el Padre, Jesús el Hijo, y los demás, hermanos y hermanas en Cristo. Fue tocado con la sencillez del evangelio real. Dios dijo que Él era padre para los huérfanos y Marido para las viudas. Hay mucha gente “sin padre” en las calles de este mundo, y, ¿sabes qué? ¡AHÍ es dónde Jesús está AÚN! Él está con las “multitudes”, los ochlas.
Si, estando en una de estas cafeterías, pasamos media hora con una joven mormona cuya compañera estaba en el templo en Salt Lake, escuchando a su gran profeta. Compartimos la verdad con ella que los que Le adoran, ya no lo hacen en el templo ni en la montaña, sino en espíritu y en verdad. Y también que ese mismo Espíritu le daría la unción para que no necesitara que ningún hombre siguiera enseñándola, sino que Él la guiaría a toda la verdad.
Creo que George y yo regresaremos y nos encontraremos fuera de la casa cada vez con más frecuencia de ahora en adelante, mezclándonos con “la gente corriente, en contraste con los gobernantes y los líderes”. (mira la definición de multitudes). Estamos cansados de palabras insolentes con gente religiosa. Por favor, orad que escuchemos Su voz al derramar nuestras almas hacia las multitudes hambrientas fuera del campamento (lee Isaías 58).
Después del gran avivamiento, la iglesia comenzó de nuevo a salir de la casa llevando el evangelio a los perdidos de este mundo. El siglo dieciocho se caracterizó por la fundación de muchas organizaciones misioneras encabezadas por hombres y mujeres que tenían visión por las multitudes perdidas y moribundas de la tierra. Muchos hombres y mujeres desde 1600 hasta 1800 dejaron su marca sobre la tierra alcanzando a los pobres y necesitados. Pero la mayor parte de los últimos 1700 años la iglesia institucional se ha escondido detrás de su puertas de roble y Jesús ha quedado fuera pidiendo la entrada. (Apocalipsis 3:17‐20). Este último siglo ha marcado un gran declive en el trabajo misionero de las iglesias y de sus lideres por salir más allá de sus puertas y de los refugios seguros que han edificado en el mundo libre. El siglo XX culminó con iglesias que se alimentaban a si mismas y que almacenaban riquezas para si en un énfasis continuo por “derribar los graneros y edificarlos mayores” con el fin de poder almacenar más (lee Lucas 12:13‐21).
Lo triste es que tal y como dice Apocalipsis capítulo 3, ¡SON ricos, aumentados en bienes, y DE HECHO SE VEN a si mismos sin necesidad de nada! Han acumulado riquezas para sí ignorando la situación de los pobres no solo en América sino en el tercer mundo. Creemos que Jesús sigue en pie ahora, fuera de las puertas de la cristiandad, mendigando con un sombrero en la mano para que Le dejemos entrar en nuestra iglesia. Muchos hemos salido a Él y creedme, ¡Es un mundo completamente distinto ahí fuera! Pero cuidemos no sea que cambiemos nuestros grandes edificios de iglesia por otros más pequeños, al empezar a congregarnos por las casas. Cuando nos escondemos detrás de puertas cerradas de cualquier tamaño, dejemos fuera a Jesús. Su corazón está ahí fuera, con los ochlas.
¡Sube Acá!
Después de que Juan viera el estado despreciable de las siete iglesias caídas en los capítulos dos y tres del Apocalipsis, vio a Jesús en un nuevo lugar. Ya no estaba caminando entre los siete candeleros de las siete iglesias fuera de la puerta de la iglesia de Laodicea.
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” (Apocalipsis 4:1)
Es sorprendente como la verdad de Dios entra en perspectiva completamente una vez que te bajas de tu banco y comienzas a caminar en fe. Era la voz de Jesús (lee Apocalipsis 1:10 y 11) llamando por una puerta abierta en el cielo como una trompeta convocando a un ejército a la acción. También llamaba a Juan, “Sube acá…” Si REALMENTE quieres conocer lo que el Espíritu está haciendo en el mundo hoy, tienes que salir fuera del campamento con Él y llevar su vituperio como despojo de entre tu propio pueblo y sistema de iglesia que rehúsa seguir como ÉL lo hizo (lee Hebreos 13:12‐16). Donde estaba Jesús siempre se encontraban las multitudes de los privados del derecho a voto. ¡Y donde están los privados del derecho a voto, es donde Jesús sigue estando!
CONTINUARÁ...
Comentarios
Publicar un comentario
DEJA TU COMENTARIO (BIENVENIDOS LOS COMENTARIOS CONSTRUCTIVOS Y QUE EDIFICAN)